Lorain Verris

Lorain Verris

Orígenes

Nació en el seno de una acaudalada familia malasthina. La primogénita de un poderoso terrateniente fiel a la Dinastía Coureille, su llegada al mundo supuso un duro golpe para el cabeza de familia, que esperaba con ilusión un heredero. Los primeros años como la única descendiente de los Verris fueron extremadamente duros para ella, pues su madre estaba demasiado ocupada en sus visitas a oráculos, charlatanes y sacerdotisas y su padre ni siquiera le dirigía la palabra. Una de los sirvientes de la casa se encargó de ser la figura que necesitaba para aprender. Para Lorain, la vieja Nyray fue su madre, su profesora y su amiga, y la que le motivó lo suficiente para querer unirse al clero de Xelastris. Cuando cumplió los diez inviernos, Lorain decidió marcharse de su hogar en dirección a la Catedral de Varlyna, el templo más importante del Reino de Malasthar, situado en la capital del mismo nombre. Sus progenitores no presentaron ninguna queja al viaje de su hija; Lorain nunca llegó a saber si era porque su vida no les importaba o porque su madre esperaba un segundo bebé.

Las lecciones de Nyray no eran bondadosas. La vieja se acercaba más a una noble de baja categoría que a una sirvienta, aunque sus derechos ante la Corona fuesen los mismos que los de una limpiadora o una cocinera. Se encargó de plasmar sus creencias en la joven Lorain y, con esa actitud, comenzó sus tareas como acólita de la fe xelastrina. Sus otros compañeros del clero no soportaban la presencia de la noble, pero tenían que guardarse sus opiniones para sí. La notoriedad de Lorain fue facilitándole su ascenso en el núcleo eclesiástico de Varlyna, hasta el punto de ascender a sacerdotisa de la Orden Bendita de Xelastris a los quince años. Tras el nacimiento de su hermano Eckelbel y la noticia de su en la Orden Bendita, su familia recobró el interés por ella. Recibía visitas de cuando en cuando; sus logros y triunfos en la organización religiosa de Xelastris llenaban de gozo a sus padres. Aunque sabía que los Verris ya tenían su heredero varón y por eso se habían dignado a reconocer a su primogénita después de tanto tiempo, la presencia de una casa noble elevaba su estatus como miembro importante de la fe. Para Lorain, su familia era un medio para expandir la religión de Xelastris más allá de la ciudad de Varlyna y la provincia de El Dominio.

Misión

Al regresar de la misa funeral conmemorativa de su mentora Nyray, Lorain recibió la visita del Arzobispo de la Orden Bendita. El taciturno hombre no gustaba de las reuniones a solas, si no que más bien era aficionado a los grandes discursos en salas repletas de fieles. Le acompañaba la madre de Lorain, Lady Delcia Verris, que mostraba un semblante apagado y gris. El Arzobispo susurró, con palabras secas y dubitativas, la misión que Lorain debía cumplir en beneficio de la Orden. Viajaría con uno de los Hermanos Campeones y con una de las geománticas de la fe hacia el Imperio de Artrexa, con el objetivo de descubrir uno de los secretos mejor guardados de Esseria. El fracaso conduciría a Malasthar a una guerra abierta que no podría ganar, pero el éxito proporcionaría la gloria que el Reino necesitaba para seguir adelante.

Lorain miró a su madre con condescendencia. Estaba segura que si se negaba, Lady Delcia defendería la decisión de su primogénita. Pero la fe en los mandatos de Xelastris era mucho más importante para la sacerdotisa que los deseos de su familia, que la ignoró hasta que se hizo con una posición de poder. Con voz decidida, anunció al Arzobispo que llevaría a cabo el cometido de la Orden Bendita y traería a la Catedral de Varlyna el secreto de Artrexa.

Creencias

Educada por la rígida y exigente Nyray, Lorain era una persona de creencias firmes y poco dada al cambio o a la reflexión. Su condición social le permitía decidir quién era digno de su bendición y quién no. Opinaba que la mejor cura para la pobreza era abrazar por completo la fe de Xelastris y dedicarse en cuerpo y alma a los quehaceres de la Catedral, sin importar el descanso, la comida o la riqueza. A pesar de todo, no aplicaba sus enseñanzas consigo misma.

Su aura de autoridad despertaba el pánico en aquellos que visitaban el templo de Varlyna y sus misas, llenas de sentimiento, pasión y dureza, apretaban el alma y castigaban a los heréticos. Como una de las primeras sacerdotisas de la Orden Bendita, Lorain solía participar en las tomas de decisiones importantes. Salvo para los fieles de Xelastris, la piedad era un regalo que muy pocos se merecían.

Aspecto

La herencia genética de los Verris estaba presente en Lorain. Era una mujer de constitución fuerte, aunque no alcanzaba el metro setenta de altura; su pelo, rubio cenizo y apagado, se encontraba siempre recogido en un moño o en una trenza decorada con algún abalorio de Xelastris. Sus ojos verde grisáceo eran penetrantes, con mirada afilada. Se decía que podía mirar en lo profundo del alma y discernir si el juzgado era un fiel o un hereje.

Ducha en el combate de las armas de su dios, prefería portar en todo momento una maza o una estrella del alba. Aunque gustaba de portar cotas de malla decoradas con el símbolo de su fe o elaboradas corazas de acero plateado de cuerpo entero grabadas con el blasón de su familia, sólo vestía tales armaduras en ocasiones especiales o en las misas de la Catedral. El resto del tiempo llevaba un atuendo de telas tejidas por los mejores sastres de la capital; sus trajes demostraban la posición social que ostentaba en todo momento.


Atributos

  • Físico 2 de 5
  • Social 5 de 5
  • Mental 3 de 5

Rasgos

  • Descendiente de una familia noble malasthina.
  • Reconocida sacerdotisa de la Orden Bendita de Xelastris.
  • Experta en conjuros de sanación y en rituales sagrados.
  • Muy prepotente y dominante.
  • Entrenamiento básico de combate. Jamás ha participado en una batalla.

Equipamiento

  • Maza pesada de los Verris.
  • Rodela de acero plateado bendito.
  • Ópalo santificado de Xelastris.
  • Coraza ligera.
  • Manto bordado de la Orden de Xelastris.
  • Petate de viaje.

Imagen: Christina 2 – Legend of the Cryptids.

Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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