Skörn NorvvindSkörn Norvvind

Nacimiento

Cuando ya nada te importa, el ego es lo que te queda.

Hinchados de orgullo y aterrorizando a las poblaciones cercanas por tierra y mar, la tribu Hielordisco sobrevivía del saqueo en la costa más helada de la Cordillera de la Ventisca. El pueblo se había levantado en las ruinas de un templo de Bajzurm bajo el mando de un exiliado malasthino llamado Travis Engalei. Un mestizo de gigante y humano, de cuerpo enorme y gran sentido del honor, fue traicionado por su nación al negar su sueño: crear un hogar para su gente. Se alejó de su grupo de aliados hacia el norte, hasta que llegó a las fronteras marítimas de la Cordillera de la Ventisca y allí, entre vientos gélidos y nieve, levantó su añorado Hielordisco.

En el pueblo se juntaban varias culturas barbáricas, traídas a la región entre semiorcos, mestizos y humanos. Algunas se unían por interés, otras por necesidad y la gran mayoría a la fuerza. Travis gobernaba sobre su creciente pueblo salvaje, atormentando a las poblaciones pacíficas más al sur y a los simpatizantes con la corona de Shadaleen.

La madre de Skörn llegó a Hielordisco con una comunidad de humanos exiliados desde la zona central de la Cordillera de la Ventisca; los enanos de Faustheim eran fieros combatientes y sus tácticas les daban superioridad ante la brutalidad bárbara. La tribu de Travis les acogió y les dio un lugar dónde vivir, a cambio del conocimiento de la comunidad sobre la región de Faustheim y las zonas de construcción del manarraíl.

Skörn nació entre nieve y frío, rompiendo la gélida noche con sus gritos de vida. Su hermana Sashka le puso el nombre, que en un idioma antiguo significa “zapato”, porque no tenían más que un viejo zapato desgarrado para ponerle de cuna. La vida en Hielordisco no era fácil para una madre soltera con dos hijos que mantener, por lo que Makka vendía su cuerpo por dinero a los hombres que buscasen compañía de una noche.

Para no tener más descendencia, pidió al chamán de Hielordisco que apagase su vientre y la hiciese estéril, pero durante el proceso Makka murió atormentada por espíritus primordiales. El chamán no dio ninguna explicación y los hermanos Skörn y Sashka tuvieron que criarse a sí mismos sin más apoyo que el odio y el desprecio de la tribu Hielordisco. La piel pálida de la joven, su esbelta figura humana y su melena oscura eran rasgos que llamaban la atención de los moradores del poblado, acostumbrados al rubio natural de las mujeres de la zona; Sashka no tardó en recuperar el oficio de su madre y en yacer con cualquiera que le diese monedas. Skörn cosechaba un odio tremendo hacia su hermana y sus continuos flirteos, teniendo que soportar las mofas del resto de chavales de Hielordisco. Todo esto le llevó a hacerse a sí mismo, sometiéndose a un intenso entrenamiento físico y mental y entregándose a los espíritus primigenios que quitaron la vida de su madre.

Exilio

Cuando alcanzó la pubertad, ya se levantaba por encima de la cabeza de la mayoría de adolescentes de la tribu, imponiendo e intimidando a aquellos que osasen mofarse de él en persona; a espaldas de Skörn le llamaban el hermano del agujero fácil. Pero la gastada joven de cabellos morenos y grácil figura encontró el verdadero amor en un viajero elfo que pasó por el poblado sin saber que era una tribu bárbara. Sashka quiso marcharse del lugar y abandonar su vida como salvaje concubina de Travis y formar una familia al sur de la Cordillera de la Ventisca.

Skörn descubrió a su hermana marchándose de su cabaña en mitad de la noche. Al pedirle explicaciones, ésta le acusó de ser la causa de que tuviese que dedicarse a vender su cuerpo. El mostrenco, colérico, abofeteó a Sashka y ésta le respondió con un rápido conjuro que estrelló al bárbaro contra una pared de rocas; el viajero elfo era en realidad un mago adorador de Vaiel y había instruido un mínimo a la salvaje, permitiéndole manipular la hechicería arcana. La enorme masa musculosa de Skörn se abalanzó sobre su hermana, pero ésta se escabulló utilizando otro hechizo, que la transformó en un armiño.

Durante dos días estuvo persiguiendo a Sashka y a su amante entre la nieve y el frío, hasta que los encontró refugiándose en una torre abandonada en mitad de las Estribaciones Norvvind. Allí, Skörn acabó con la vida del mago elfo sin mayor problema, estampando el hacha contra su cráneo, esparciéndolo por toda la pared helada. Su hermana miró horrorizada la violencia brutal de su musculoso hermano, mientras Skörn se enfrentaba a ella. En un acto de misericordia, le ofreció regresar al poblado y recuperar su vida, pero Sashka prefirió seguir las corruptas enseñanzas de Vaiel y lanzó una bola de relámpagos hacia el pecho de su hermano. En un alarde de furia primitiva, esquivó el ataque y seccionó a Sashka de la parte derecha inferior del pecho hacia arriba, partiéndola por la mitad. Trozos de los pulmones y restos de las costillas de lo que fue su hermana se esparcieron por el suelo de la sala, manchando de sangre y vísceras el torso de Skörn. En agonía, cogió lo que quedaba de Sashka y rugió de tal manera que retumbaron los tabiques de hielo de las costas heladas. Enterró el cadáver de su hermana a los pies de la torre y se llevó los restos del mago elfo hacia su aldea.

A los pies de Travis cayó el cuerpo decapitado del simpatizante de Vaiel. El cacique no se impresionó y pidió a Skörn que no le trajese más basura, despreciándole por haber asesinado a una de sus concubinas favoritas. Desde el suceso, Skörn se centró más y más en conocer todo lo posible el reino, para marcharse y encontrar un lugar donde sentirse a gusto. Pero sus intenciones fueron descubiertas por una de las cuadrillas de Travis y lo siguieron hasta las fronteras de Hielordisco, dónde le plantaron cara. Mientras combatían como fieros guerreros del norte, fueron capturados por una tropa de guerra hobgoblin de Gorgan Hueso de Sangre, liderada por el infame Capitán Kutak. En menos de dos días, Skörn fue llevado hasta Isla Tormenta, atado junto a las personas que quisieron asesinarlo.

Y, abandonado por su familia y despreciado por su tribu, Skörn aprovechó un momento de oportunidad para romper el cuello de sus compañeros; ya no le quedaba más que su ego y su voluntad para continuar adelante.


Imagen: Conan the Destroyer por Phroilan Gardner

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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