Xelastris

Xelastris

Leyenda

Cuentan los cánticos monásticos que los cielos no siempre gozaron de la gama de colores del firmamento, si no que la oscuridad cubría la tierra con impunidad hasta que el Primer Amanecer desató una oleada de luz divina que cegó a las criaturas sombrías y marcó la llegada de Kaeduin al universo. La repentina presencia del Gran Sol permitió que los bosques creciesen, que los mares brillasen y que todos los habitantes de Ylat estuviesen a salvo de la oscuridad. Pero los abyectos esbirros de la maldad aprovechaban los momentos en los que la luz había dado paso a la noche para intentar recuperar lo que se les había arrebatado. Consternados por la indefensión que sufrían en la ausencia de la luz, los antiguos seguidores de Kaeduin rezaron durante cientos de días, cada mañana, para que la bondad luminosa también les protegiese al caer la noche.

Las súplicas alcanzaron las llamas del Gran Sol, que oscilaron de ternura al sentir el sufrimiento de sus fieles y se extendieron hasta rodear el cielo de Ylat. Como respuesta a su devoción, el Dragón de los Días surgió del fuego celestial para montar guardia cada vez que su Padre se alejase de las tierras.

El Hijo de Kaeduin, la Luz del Amanecer, el Dragón de los Días

  • Ideograma: Cabeza de dragón con seis alas extendidas, tres a cada lado.
  • Religión: Clerical y extendida por la mayoría de núcleos de población civilizados.
  • Devotos: La mayoría de razas civilizadas y con orientación hacia el “bien”.
  • Moralidad: Bondad a través de la justicia.

Adoración

La existencia de Xelastris se conoce desde que los primeros caminantes viajaron a través de los cenagales hasta Esseria o Taiuhn. Su presencia majestuosa y el vigor de sus milagros le han dado una notoriedad y una fama bondadosa que ha favorecido la aparición de cultos en su nombre. A pesar de que eruditos y sabios no han llegado a discernir los verdaderos motivos de Xelastris para proteger a las razas civilizadas, lo cierto es que sus escasas apariciones se han limitado a inclinar la balanza en pos de las fuerzas del bien u ofrecer inspiración para profetas y oráculos en busca de la iluminación.

Estos actos de abnegación han propiciado que la iglesia de Xelastris sea la religión más extendida a lo largo de Esseria y la favorita de los gobernantes. El dogma de los seguidores del Hijo de Kaeduin promueve el cuidado de los débiles, la lucha contra los pecados del mal y la protección de la luz. Sin embargo, entre las filas clericales de su fe hay innumerables presbíteros que dejan de lado los preceptos de su iglesia y prefieren otros votos más dorados y preciosos. La corrupción de la iglesia xelastrina está tan extendida que los pocos grupos que luchan contra ella estén limitados a organizaciones consideradas apóstatas. A pesar de todo, el pobre que busque auxilio en un fiel a la Luz del Amanecer encontrará la ayuda que necesite.

Es muy fácil encontrar devotos que dicen servir a Xelastris, pues los preceptos del Dragón de los Días son tan sencillos que cualquiera con medio seso podría seguirlos sin incumplir ninguno. Después de todo, una entidad espiritual que simboliza la luz sólo ansía que la paz y la prosperidad se extiendan a lo largo de Ylat.

Avatar

A pesar de tener innumerables fieles que afirman haber visto de un modo u otro a la forma física del Hijo de Kaeduin, hay varias versiones que se contradicen unas a otras. Unos claman que es una enorme esfera fulgurante de la cual surgen seis alas de dragón, tres a cada lado y que el simple hecho de mirarla dejaría ciego a un hereje. Otros afirman que el cuerpo espiritual de Xelastris se asemeja a un dragón erguido sobre sus dos patas traseras y que puede caminar y hablar como si fuese un humanoide más, aunque su altura supere los ocho metros.

Y hay más grupos de devotos que le dan otras formas más monstruosas o humanas, según la localización del culto. Aunque todas las representaciones del Dragón de los Días coinciden en una cosa: la luz cegadora que irradia de su cuerpo y las seis alas dracónicas que emergen de su espalda.

Se teoriza que Xelastris adopta una forma u otra según las necesidades que tenga para influir en el destino de los mortales y eso es lo que provoca tanta discordia. Para él, lo que importa es el bienestar de su protectorado, Ylat, y no la forma en la que se le adora.


Imagen: Fantasy Wallpaper – Wallippo

Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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