Ataraxias: existencias sin trazabilidad evolutiva

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  • Redactado por: Gothalie Voileur (Unidad de Análisis Etéreo)

Nota preliminar

El presente texto no constituye una denuncia ni una tesis formal. Me limito a dejar constancia, en este espacio marginal, de un fenómeno observado en repetidas ocasiones a lo largo de mi actividad en zonas de alta distorsión umbral. Si alguien lo lee en el futuro, que lo tome como advertencia, o como epitafio. A estas alturas, la diferencia es cosmética.

Sobre ciertos ecos conscientes

En las regiones donde la muerte no es un final y el alma no es propiedad exclusiva de los vivos, hay residuos que no encajan en ninguna clasificación estable. No son fantasmas. No son espíritus elementales. Tampoco son constructos IA ni simulaciones digitales, aunque algunos han intentado meterlos en esa caja.

Son más bien improntas. Sombras congeladas de una identidad que fue real. Tienen voluntad. Tienen recuerdos. Interactúan. Responden. Aconsejan. Pero hay algo que no hacen jamás: cambiar.

Tuve contacto con una de estas entidades durante el despliegue de la Operación Caronte Bajo Tierra, en los niveles abandonados del túmulo de Lower Burnsalt, en el sur de Alabama. Se trataba de un niño espectral con aspecto changeling, atrapado en un ciclo de juego y llanto. Podía repetir versos completos en bretón antiguo y describir el rostro de su madre. Pero cuando se le preguntaba por su nombre o por el presente, la entidad solo ofrecía ruido blanco y frases inconclusas.

Otro caso, más avanzado, se manifestó en la antigua cámara de retroalimentación emocional del Proyecto Amanecer Tardío, donde se almacenaban impresiones oníricas de sujetos testados entre 1999 y 2002. Allí, una mujer con aspecto adolescente fue detectada de pie frente a un espejo apagado. Hablaba consigo misma, con un tono racional y desprovisto de emoción, como si se leyera a sí misma desde fuera. Me ignoró por completo, salvo para advertirme que no encendiera el monitor. No lo hice.

Ambas mostraban el mismo patrón: una consciencia funcional, impresa en una única dirección, incapaz de registrar nuevos estímulos ni alterar su núcleo identitario. Como si todo su «yo» estuviera grabado en piedra bajo una capa de pintura fresca.

Naturaleza y origen

He cruzado datos con médiums, con analistas de código espiritual, con taumaturgos errantes, e incluso con un cátaro reanimado de tercer nivel (gentil en el trato, aunque obsesionado con la simetría). Hay consenso —o algo que se le parece— en que estas entidades no sobreviven al trauma: lo atraviesan, pero en el proceso, pierden la capacidad de transitar el tiempo.

Quedan fijadas en una inercia de identidad. Como luz atrapada en una fotografía. Como una promesa que nunca puede actualizarse.

Se manifiestan vinculadas a individuos con fuertes vínculos espirituales, especialmente aquellos sometidos a:

  • Tortura mística prolongada
  • Ruptura del alma o desdoblamiento forzoso
  • Procesos de hibernación psíquica artificial
  • Exposición continuada a entornos oníricos no consensuados

A veces son producto de diseño. Otras, de accidente. En ocasiones, ambas cosas. La diferencia es irrelevante desde el punto de vista operativo.

El resultado es una suerte de «conciencia estática»:

  • Una copia que actúa, pero no se transforma.
  • Que recuerda, pero no vive.
  • No está muerta, porque nunca tuvo cuerpo.
  • No está viva, porque no puede crear novedad.

Y, sin embargo, parece ser esa misma persona. Ese mismo ser, con los mismos recuerdos. Incluso si su «verdadero origen» continúa con vida. Qué extraño se hace el observar a un viejo conocido con su aspecto juvenil, y que te conteste con las mismas coletillas y muestre los mismos ademanes…

Observaciones

  • No representan un peligro directo… salvo cuando se les exige una decisión espontánea.
  • Si se enfrentan a contradicciones, colapsan o repiten secuencias anteriores.
  • Son vulnerables a manipulación si se conoce el patrón sobre el que están impresas.
  • No pueden traicionar sus propios recuerdos, lo cual las convierte en testigos extraordinariamente fiables… e inútiles en contextos dinámicos.
  • No parecen ser seres vivos y tangibles, aunque se puedan tocar. Su forma sigue siendo un misterio, pues parecen estar sometidos al criterio azaroso de la aleatoriedad. 

Notas finales

En algunos círculos se las ha comenzado a llamar —con más poesía que precisión— ataraxias. Un término robado a la filosofía antigua, donde designaba la paz del sabio ante el caos del mundo. Qué ironía. Aquí, la calma no es virtud. Es parálisis. Es un silencio forzado.

Estas entidades no alcanzan la serenidad: la padecen.


Imagen: Generada por inteligencia artificial

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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