Las Crónicas de los Doce Yōkai (妖怪十二記, Yōkai Jūniki) no son solo cuentos susurrados por viejos junto al fuego o leyendas grabadas en el alma del Imperio de Kirishima. Son relatos de presencias que desafían el velo de lo real, ecos de sombras que han dejado tras de sí misterio y temor. Aunque muchos los consideran meras fábulas para asustar a los niños y advertir a los viajeros, hay quienes han sentido sus miradas en la noche, han oído susurros en la brisa y han visto huellas que ninguna bestia debería haber dejado. ¿Son solo mitos nacidos del miedo o vestigios de un poder que jamás fue olvidado?
Akanamuji
Descripción
Esta lamentable criatura ostenta un aspecto repulsivo; es pequeña y encorvada, con una piel pegajosa y rosácea que exuda un hedor fétido y húmedo. Su rostro es alargado y desfigurado, con ojos enrojecidos y hundidos, y una boca torcida de la que sobresale una lengua larga, gruesa y húmeda, siempre moviéndose en busca de suciedad, detritus o deshechos para devorar.
Se arrastra por el suelo con una agilidad desagradable, dejando un rastro de baba ácida que hace resonar las baldosas sucias y corroer las piedras más antiguas. Sus movimientos producen un sonido asqueroso de succión, anunciando su insaciable hambre por la inmundicia.

Orígenes
Hace mucho tiempo, el señor de una enorme mansión tenía a sus sirvientes martirizados con su comportamiento sucio y descuidado. Era especialista en entrar cuando la limpieza acababa de finalizar, y sus descuidos provocaban que, una y otra vez, se tuviesen que repetir las tareas una y otra vez. Intentaron hacerle entrar en razón, pero aquel noble ignoraba las peticiones y súplicas de sus siervos. Llegó un punto en el que uno de sus siervos le agarró del cuello y lo asfixió en la letrina.
Cuando aquel hombre salió con las manos manchadas de heces humanas, sus compañeros empezaron a verlo como un monstruo deforme, pero pronto los demás empezaron a ponerse a cuatro patas y a emitir sonidos ahogados. El resto de sirvientes les insultaron e increparon, ya que muerto el señor de la mansión, su servicio iba a pagar las consecuencias.
Todos huyeron, pero los afectados por la maldición de la letrina no pudieron abandonar aquella mansión maldita y, al ser despreciados y abandonados, se corrompieron por el asco y la negligencia, transformándose en las alimañas pútridas que hoy acechan en baños abandonados y desbordantes de mugre.
Estadísticas
- Monstruo de Nivel 4 [Moral 5], Salud 20
- Ataques: 2 lengua corrosiva (6) o embestida
- Lengua corrosiva: si hiere a una criatura con su lengua, ésta debe superar una Tirada de Resistencia o quedar Envenenada durante 1d4 Turnos.
- Embestida: se soporta con Resistencia; si la víctima no supera la Tirada, queda Derribada. Cualquier criatura Derribada sufre un ataque gratuito de Lengua corrosiva por parte del akanamuji.
Una criatura pequeña y desagradable, con un rostro alargado y repulsivo, del que surge una lengua larga y gruesa. Se mueve arrastrándose por el suelo, haciendo ruidos de succión. Habita en baños olvidados y desbordantes de suciedad. Su lengua babosa y ácida limpia la mugre con un ansia espeluznante, y el ambiente a su alrededor se vuelve tóxico y repugnante.
Imagen: Dibujo por Maurick Starkvind; banner de artículo reinterpretado por IA.