Después de tanto tiempo, puedo sentarme tranquilo ante un proyecto finalizado. Quizá no era lo que buscaba, pero ahora me pongo a releer los primeros compases de la partida, esa Escena 01 – Otro día en las aulas y disfruto al saber que esos chavales del sureste de España van a conocer cómo acaba su historia. Esta entrada de la bitácora está dedicada a todos aquellos que dedicaron su tiempo, por escaso que fuese, a Truñotónico.
Lo que he aprendido
La experiencia ha sido de las más interesantes que he podido tener en el mundo del rol; puedo decir que he mejorado mis conocimientos para gestionar diferentes grupos a la vez, he podido averiguar qué es lo que le incomodaba a mis jugadores (aunque no haya podido dar una solución a tiempo) y he dado un carpetazo a una trama con la cantidad suficiente de coherencia, locura y epicidad. Teodoro Luchamán no iba a ser el villano final en mis primeras notas, pues era mi personaje de la partida de Traveler, pero fui adaptándome a la situación hasta ponerle en el trono de malo final, que ha ostentado hasta su derrota a manos de los Alumnos de 2º C del Instituto de la Virgen de los Remedios Perdidos.
La participación de los jugadores fue abrumadora al comienzo. La partida se dividía en Escenas, que venían a ser los Capítulos semanales, y sólo en la primera se llegaron a acumular más de 300 respuestas de los personajes. Sin embargo, el hype en seguida empezó a decaer y la actividad de ciertos protagonistas, llevados por jugadores con más tiempo y devoción, empezaron a eclipsar y a suponer un motivo para no participar a aquellos que decaían «no tener tiempo». Para mi, la excusa de siempre; Truñotónico fue programado para ser jugado incluso en un smartphone; la red social Elgg tiene varios temas «capacitivos» que permiten que se adapte a la pantalla más pequeña, y el escribir un par de líneas sobre las acciones no debería suponer ningún esfuerzo. Y esto lo digo tras haber medio abandonado la partida en dos ocasiones; lo desarrollo más adelante.
Los jugadores
En un principio, la relación entre los jugadores se segregó en pequeños grupos, como debería ser. Las tramas los relacionaban de vez en cuando, pero me encargué de darles a todos el suficiente material para que nadie se sintiese excluido. Sin embargo, llegó el momento de un enfrentamiento importante -contra uno de los malos malosos- y algo ocurrió entre dos de los jugadores. Mariajo, una asturiana con atmoquinesis, increpó a Usandi, un vasco con la capacidad de transformar su brazo en diferentes cosas, que prestase más atención a los textos de la partida. Esto culminó en una discusión que tuve que parar porque empezaron a descalificarse personalmente. Después de un parón de una semana, retomé la partida tras haber separado a los jugadores más activos, como Mariajo, de los que jugaban menos, como Usandi. A esta segunda partida la bauticé como Turborizante y esperaba que fuese un poco más calmada que Truñotónico, pero en seguida me di cuenta de que no iba a ser así. Turborizante fue un fracaso; excepto una jugadora que siguió hasta su cancelación (Lulú, una francesa con telequinesis), los demás jugadores pasaron del tema olímpicamente y me vi obligado a cancelarla. Todos los jugadores se transformaron en PNJs que más adelante volverían a relacionarse con Truñotónico.
La trama continuó gracias a la inclusión de dos personajes más, ya dentro del círculo de conocidos, y funcionaron bastante bien hasta un suceso que costó la vida de uno de los jugadores. Mariajo arrojó un tronco de árbol -gracias a su atmoquinesis- hacia uno de sus aliados, José, que estaba enfrascado en combate directo con un enemigo. Esta maniobra se cobró la vida de José, pero pudo regresar de entre los muertos gracias a su superpoder de regeneración. Aquí fallé en darles un motivo para que continuasen sus pesquisas en lugar de alargar la discusión varias Escenas. Aún así, el desarrollo de la partida se mantuvo por lo alto durante varias sesiones hasta que llegó el siniestro parón veraniego. Me mudé a una casa a finales de junio y, con la mudanza, se me fueron las ganas de continuar con la trama.
La supuesta muerte
Durante tres meses Truñotónico entró en un peligroso hiato que amenazaba con morir sin alcanzar su resolución. A finales de septiembre regresé con un retcon poco afortunado que duró menos de dos semanas. Otro parón se extendió hasta mediados de noviembre, cuando tras ser insultado muy fuerte (y también ser animado muy fuerte), decidí continuarla con los que quedábamos. La escena había llevado a los alumnos a enfrentarse entre sí: debido a la discusión perpetua entre Mariajo y José, el chaval conocido como Rafael, que tenía la capacidad de parar el tiempo cada vez que tenía una erección, decidió unirse a los malos. Utilicé a Lulú como catalizador para crear una batalla épica en las Pistas del Instituto, pero por algún motivo no lograba hacer fluir el combate. Iban a caer muchos personajes que tenían que aportar cosas a la trama, así que tiré de un Deus Ex Putada para capturarlos a todos y meterlos en la guarida final de un modo… bastante poco limpio.
La corrupción de la base de datos de la red social Elgg, que utilizábamos como plataforma para jugar, no ayudó demasiado. En menos de un día y afectado por un terrible dolor de muelas, trasladé todo lo que pude a mi wiki. Y desde ahí continuamos hasta el final. En los últimos compases de Truñotónico sólo tenía cinco jugadores activos, de los cuales sólo sobrevivieron cuatro. El quinto, Rafael, no participó en varias semanas y fue el candidato idóneo para una dramática muerte en el último momento.
Conclusión de Truñotónico
Otros intentos, como la difunta Ad Arcanum o el fallido Traveler, se quemaron por completo antes de llegar a una conclusión digna; Truñotónico, por otro lado, ha llegado a su ocaso con el 26% de sus jugadores activos. De 15 jugadores que se llegaron a reunir a la vez, sólo 4 (Iriina Baez, José Sánchez Real, David García Escudero y Clothilda Zwitter) han llegado a sobrevivir los funestos tejemanejes de Aproventel, la empresa maligna de la partida. De esas 11 bajas, sólo 2 han sido por muerte por sistema -fueron electrocutados por el mismo antagonista-; las otras 9 han sido abandono del personaje.
A pesar de lo que pueda creer, desconozco si he llevado bien la partida. Los dos parones y las dos discusiones entre jugadores creo que dinamitaron el buen rollito que se respiraba al comienzo; sin embargo, creo que ha sido una experiencia que me ha permitido acumular un montón de sabiduría y que, si existe una segunda temporada de Turbotónico, en el futuro lo gestionaré mucho mejor.
Para la posteridad, quiero maquetar un PDF con toda la partida de Truñotónico. He conseguido recuperar todas las publicaciones y mensajes privados más interesantes, por lo que es algo que me llevará tiempo. No dudaré en publicarlo por aquí, para que todo el mundo pueda experimentar las maravillas de la Alcantarilla de Aproventel y sus funestos habitantes.
Imagen: Misfits