Un artículo mongólico para Turbotónico
Joder, tengo que ponerme a escribir este asunto porque me he comprometido con ello. La verdad es que tenía muy poca cosa pensada, pero hostia, hay mucha tela que cortar con «la nueva normalidad» que tanto andan ladrando políticos, periolistos y demás gentuza que aparece en la televisión. Y sí, este artículo llega como 4 años tarde, pero qué le vamos a hacer. Tú móntate con nosotros en este tren de la bruja de emociones truñotónicas.
Vamos a centrarnos, que si no escribo cientos de párrafos desvariando y el texto no va a ningún lado. «La nueva culonidad» es como la sociedad llama a la época pasada la «crisis del CoronaCulos»: el estado de alerta se fue de baretas en cuanto apareció Hopeful Pink, una compañía farmacéutica de origen norteamericano con la vacuna en la mano. Los efectos adversos eran tremendamente gilipollas: la piel de uno se volvía fosforita, el color de los ojos adquiría tonalidades más vivas, el acento mutaba hasta volverse algo incomprensible y más tonterías que no voy a enumerar.
Hopeful Pink es el motor de la trama que te vamos a contar en estas páginas. Cuando estoy escribiendo esta porquería, la vida real™ todavía no tiene solución, pero nos sumergimos en la idílica idea de que esta mierda acabará en algún momento. ¡No te pires, para! Lee, es posible que te sientas ofendido, pero eso es normal. Tranqui, no intentes cancelarnos por tuiter, que ya lo estamos inconscientemente: sólo que tú no lo sabes.
Contenidos
Secuelas de una crisis absurda
Esta te la hueles, pero nosotros te lo vamos a decir bien claro: mientras duró la Crisis del CoronaCulos, la mayoría de gobiernos se sacaron la picha y se la metieron por el culo a la sociedad hasta el gaznate. Con la excusa de «proteger a sus ciudadanos» se retorcieron un montón de leyes para controlar aún más a los pobres. Así, sin medias tintas: si eres un mierda que vive en un barrio de currelas y se gastaba los cuatro duros que ganaba en irse a dar un piwi por el país, olvídate de ello.
Como medida preventiva —y a pesar de que ya parece que hay inmunidad de rebaño— no se puede viajar entre provincias a no ser que tengas un «Salvoconducto de movimiento». ¿Cómo se consigue semejante documento? Pues haciendo la pelota al correspondiente político o teniendo un curro que te obliga a desplazarte por la geografía como si fueses un Wily Fog con mascarilla.
¿Hemos dicho mascarilla? Sí, tron, el CoronaCulos se transmite por las secreciones nasales y las babas del infectado. Que trepe por tu piel y se te meta por el culo es una función adicional que tiene solo por joder. Pues todo cristo tiene que llevar el bozal de tela no tejida en los morros si quiere desplazarse con normalidad.
Además de toda esta matraca de reglas absurdas, lo que el gobierno quiere es que te quedes en tu puta casa, te gastes los duros pidiendo mamonadas a Omazon y no des por culo con tus derechos, que no te hacen falta para evitar el contagio.
- No vayas a los bares.
- En los espacios cerrados, pon 2 km de distancia de seguridad entre tu cuerpo y el del siguiente miserable.
- Usa mascarilla.
- Ventila los lugares cerrados.
- Si eres un niño y vas a clase, pobre de ti como vivas en zonas del norte porque te vas a helar. Ve con un plumas al colegio.
- No te puedes mover de tu ciudad a no ser que lleves un «Salvoconducto»; las multas son bastante subnormales, así que funciona de sobra para asustar a los garrulos.
- Prohibido darse besos en la boca; permitido besarse a través de láminas de plástico certificado.
- «Toque de queda para evitar propagación emocional.» ¿Qué cojones es una propagación emocional? Ni ellos lo sabían.
- «Los bares solo pueden abrir si sirven comida nutritiva.» Resultado: patatas bravas con espirulina y croquetas veganas del mañana. Los catalanes casi se sublevan.
La Nueva Culonidad no fue una época sanitaria. Fue un experimento sociológico de control, diseñado por corporaciones y aplicado por gobiernos con la misma sutileza con la que un runner con perro usa la acera.
La sociedad obedeció porque tenía miedo.
- Miedo al virus.
- Miedo a los Aumentados.
- Miedo a las multas.
- Miedo a no ser un ciudadano responsable.
- Miedo a que les bloquearan el PinkPass® y no pudieran comprar papel del culo.
Y entre toda esta basura y absurdez, algo surgió. Algo con forma de esperanza fálica y rosa, muy rosa.
Hopeful Pink
Aquí es donde la cosa se pone turbia. Porque claro, la peña siempre piensa en conspiraciones gubernamentales, en los chinorris, en los yankis o en los murcianos, pero nadie mira al verdadero monstruo: las corporaciones farmacéuticas. Repletas de corbatas pensando en el revenue, en el arpu y en el roi. (“¿Pero qué cojones es eso?”)
Entre todas, Hopeful Pink es la más rastrera, más cursi y más criminal. Un lobo sidoso con piel de unicornio pastel happy flower lgtbqfriendly.
¿Y quiénes son estos mataos? Pues una farmacéutica nacida en el vientre podrido del capitalismo tardío norteamericano, fundada por un magnate que decía haber descubierto la cura del cáncer gracias a «la vibración emocional del color rosa». Lo peor es que los inversores se lo creyeron. Porque cuando pones «emotional vibrancy» y «blockchain de tejido celular» en la misma diapositiva, Wall Street se moja.
Hopeful Pink fue creciendo como una infección vaginal mal tratada, absorbiendo laboratorios, comprando voluntades y patrocinando cualquier mierda que tuviera que ver con bienestar, autoayuda y espiritualidad de saldo. Su lema corporativo es ya un insulto a la inteligencia:
«Porque la ciencia es más bonita cuando brilla.»
Traducción real:
«Vamos a colarte medicamentos sin testear y encima a sonreír.»
Cuando el CoronaCulos empezó a expandirse, Hopeful Pink vio un nicho de mercado tan gordo que dejó de ser un nicho para ser un socavón de autopista. Lanzaron su vacuna estrella en tiempo récord.
PINK-47: «La sanación de la humanidad»
(nombre técnico: suero experimental de origen dudoso mezclado con colorantes comestibles y un resto de Turbotónico diluido mal y tarde)
Los efectos adversos fueron la comidilla del planeta:
- Piel fosforita nivel neón de discoteca poligonera.
- Ojos en modo RGB gamer.
- Acento mutante que iba cambiando según el humor del sujeto.
- En casos extremos, el culo del paciente adquiría propiedades reflectantes estilo chaleco de obra.
No pasa nada: Hopeful Pink llamó a todo esto «efectos secundarios anecdóticos» haciendo hincapié en que no eran fallos, eran características. Anecdóticos mis cojones: había influencers que parecían farolas vivas.
La FDA protestó durante media hora. Después recibió una donación de 40 millones para investigación y mágicamente ¡todo aprobado!
Cuando los gobiernos del mundo se dieron cuenta de que NO tenían ni idea de cómo gestionar la pandemia, dejaron que Hopeful Pink tomase el volante. Mal. Muy mal. Como dejar que un yonki de los Melocotoneros conduzca un autobús escolar.
Los zumbados corporativos éstos se pusieron manos a la obra para dar la matraca con su mierda de marketing. Atento porque te vas a caer de culo, te vas a levantar y te vas a volver a caer.
- Campañas publicitarias insoportables: Bailes de ourtubers, hashtags vergonzosos, anuncios con familias perfectas que jamás han pisado un ambulatorio.
- Merchandising oficial: Mascarillas rosas con brillantina, guantes con bordado de unicornio, lubricantes «medicalizados» para «mejorar el bienestar social durante el confinamiento».
- El Pasaporte PinkPass®: Documento privado, no gubernamental, que «certificaba» inmunidad. Equivalía a enseñar la tarjeta del videoclub para entrar a una UCI. Aun así se vendieron millones.
- Aplicación móvil PINK-TRACE™: Un rastreador epidemiológico que, oh sorpresa, también recopilaba tus datos médicos, tus hábitos de consumo, tu historial sexual, y el tamaño aproximado de tu ojete si dabas permiso a la cámara. Nota: la app se daba permiso sola, y tampoco se desinstalaba si la desinstalabas.
- Publicidad emocional de guerra: «Si no te vacunas con PINK-47, odias a tu abuela.» Las ventas se dispararon. Las abuelas también, pero por los gases del Corobacterio.
¿Y toda esta basura? Toda esta chapa rutando sobre una organización privada que, supuestamente, vino a darle a la humanidad la solución al problema subnormal del CoronaCulos. ¿Qué hacemos, casi cinco años después, volviendo a lo que ha pasado?
La conspiración rosa
Ah, espera, que esto es algo para jugar, ¿no? ¿Es para jugar, verdad?
Hopeful Pink descubrió muy pronto que los Aumentados no sufrían el CoronaCulos. En lugar de compartir este dato crucial con el mundo científico… lo patentaron. Patentaron una inmunidad biológica. ¿Te lo puedes creer? Sí, porque esto es Truñotónico y también porque es EXACTAMENTE lo que haría una farmacéutica real.
Pero había más, el llamado «Proyecto Pinktónico».
Siempre con una mano en la ciencia y otra en la cartera llena de billetes, quiso replicar las propiedades del Turbotónico para aplicarlas a sus sueros de nueva generación. No sabían una mierda de lo que estaban tocando. Blue Dynamics no quiso participar en sus experimentos, y les negó el acceso al Suero Crítico. Sin embargo, todos sabemos que, si una empresa de Azerbaiyán es capaz de producir litros y litros de Turborizante, una farmacéutica norteamericana puede sacarse del ojete un nuevo tónico: el Pinktónico.
Crearon varios lotes de una sustancia rosa chicle con reflejos iridiscentes capaz de causar hipertrofia muscular accidental, generar sueños lúcidos compartidos entre vacunados, provocar erecciones de siete horas en ancianos con alergia al gluten, disolver plásticos, emitir música de los Backstreet Boys cuando se agitaba y generar tu primer millón si pagabas una modesta cuota de 1.000 pesetas al influencer de turno.
Sin embargo, se comieron una mierda. No pudieron comercializarlo porque ninguna de las pruebas en humanos dio algo positivo. Cosas negativas dio muchas, demasiadas quizás. Con decirte que todos los voluntarios de prueba se escaparon corriendo a fundar sectas. Ahora les puedes ver en OurTube exigiendo que hagas burpis a las 5 de la mañana.
El movimiento antipink
Toda esta puta basura sirvió para que surgiesen los cabrones del Antipink. Si «PINK» era la palabra del 2021, «ANTIPINK» fue la del 2022. Como toda opresión genera resistencia, surgió un movimiento contestatario compuesto por jubilados con mala leche y mucho tiempo libre, mongolos con posicionamiento SEO en internet, conspiranoicos adictos a los vídeos de 17 horas de OurTube y Aumentados que se reían del sistema mientras volaban, se teletransportaban o reventaban paradas de bús con estornudos radiactivos.
Lo llamaron «AntiPunk Liberation Front», también conocido como «los A.L.F.». ¿Tiene algo de sentido? Ninguno, porque tal y como vino Hopeful Pink, se fue a llorar al fondo de la cadena alimenticia del capitalismo. Sus productos eran una basura, los tratos recaudatorios hechos con políticos les explotaron en la cara y la peña empezó a mosquearse. Cuando un diputado fue transformado en trozos de pizza por un Aumentado cabreado, los tontitos de la farmacéutica cerraron el culo y retiraron su presencia.
Afortunadamente, la patente de la vacuna no fue aprobada y, en poco tiempo, empezaron a haber réplicas de marca blanca del PINK-47. Hopeful Pink no fue destruida, fue olvidada. Recibieron demandas, sanciones, investigaciones, pero también subvenciones, rescates y contratos públicos.
Porque al final, lo triste es que los corbatas malévolos no caen, encuentran puertas giratorias. Un par de años después, siguen existiendo, operando bajo un nuevo nombre y un rebranding nauseabundo:
«Hopeful Future, Inc.»
«Porque el futuro también tiene derechos de autor.»
Si ves por la calle a alguien con la piel rosa fosforito, no te preocupes. O salió de fiesta por Alcantarilla. O es un accionista del nuevo conglomerado.
Material para jugar
Sorprendentemente, este artículo es para describir una ambientación rancia y roñosa de Turbotónico. No te vamos a decir dónde, pero quizá cuándo. Imagínate nuestra realidad cuando empezamos a recuperar la posibilidad de ir a dónde quisiésemos (que tú te lo crees, jejeje) tras una pandemia de mierda.
En ese punto tienes que poner a tus yonkis protagonistas favoritos. Suéltales la Nueva Culonidad como el nuevo status-quo. Aquí te vamos a dejar unas mierdas para alegrar las partidas y darle saborcito; un sabor similar al de una cebolla podrida al sol recubierta de jarabe de fresa-nube. Delicioso.
Nuevos Arquetipos
El Fanboy del Pink™
Eres un devoto de Hopeful Pink, un fanboy corporativo que se ha tragado toda la propaganda rosa como si fuera tarta del Día del Orgullo Consumidor.
- Atributo guay: Labia
- Potra: 4
- Una vez por Sesión, obtienes 2 PD si sueltas un «Eso es desinformación, lo ha dicho Hopeful Pink.» en cualquier conversación; si lo metes de forma forzosa, mejor que mejor.
- Si no lo haces o si alguien te demuestra, con datos y zascas, que la corporación miente (no es muy difícil), pierdes 2 PD. Esto lo puedes evitar si dices en voz alta «Tengo la cabeza llena de yogur rosa y el rosa es mi color y mi estilo de vida.»
El Fosforito
Fuiste de los primeros vacunados con PINK-47 y te quedaste fosforito nivel semáforo en obras. Te brilla el alma y el culo según tu estado de ánimo, y eso tiene… cosas.
- Atributo guay: Maña
- Potra: 3
- Una vez por Sesión, si usas tus capacidades luminosas para dar una ventaja o resolver algo, obtienes 3 PD.
- Sin embargo, si llegas a ser una molestia o no sirves para nada, pierdes 1 PD. Es lo que hay por elegir este Arquetipo de mierda.
El Atrapado
Nunca llegaste a conseguir el jodido Salvoconducto de Movimiento™ y has pasado meses encerrado, generando odio puro y útil. Todo te parecer una mierda, te subes por las paredes si te vuelven a meter en un sitio. Pero oye, algo has podido aprender, ¿no? Eso es lo que dicen, que de la pandemia salimos mejores.
- Atributo guay: Frialdad
- Potra: 4
- Una vez por Sesión, si evitas meterte en cualquier edificio, sala, subterráneo, lo que sea (no seas tocapelotas, ya sabes que es estar fuera y dentro), obtienes 3 PD.
- Pero si tienes que entrar en algún sitio, pierdes 1 PD. No me llores, que es un Arquetipo bastante guapo.
Yonkis e hijoputas
Influencer Pinkfluencer™
Chunguedad 3, Salud 2 (33%), Ataque: Brasa insoportable +10% o artes marciales denigrantes +5%
Los muy cabrones van patrocinados por Hopeful Pink. En combate gritan: «¡Actitud positiva o te pego con mi PINK!»
Runner del PinkPass
Chunguedad 2, Salud 2 (33%), Ataque: Patada motivada +5%
Un chivato que está haciendo deporte. Corre como si tuviera el culo ardiendo… porque lo tiene.
Técnico de rastreo PINK-TRACE™
Chunguedad 4, Salud 3 (25%) Ataques: Porra eléctrica +10%
Un machaca de la farmacéutica buscando cabrones que escanear. Va con su traje NBQ todo fashion, y de colorinchi rosa. Su objetivo: recopilar información de absolutamente todo lo que respira.
Fanático del AntiPink del 2022
Chunguedad 5, Salud 2 (33%), Ataque: Puño de conspiración +8%
Individuos convencidos de que Hopeful Pink es una mierda gubernamental. No van muy desencaminados. Una pena que su higiene corporal no sea tan buena como sus convicciones. Están armados con pancartas que huelen a humanidad rancia.
Pinktónico ambulante
Chunguedad 7, Salud 4 (20%), Ataques: Emanación rosa +12% o Eructo musical +6%
Un pobre desgraciado que probó la versión 0.5beta del Pinktónico. Ahora se parece al pavo ese mutado del final de la peli de Rabocop. Ojo, que si alcanza 0 Salud, explota en una nube rosa que da –10% a todas las tiradas a quien esté a 5 metros de la detonación.
Esto tiene una duración, que es… no sé, ¿una hora? ¿Hasta que se duche?. Tú, Dillei, dale una duración.
Aventuras en la Nueva Culonidad
Lo primero que se te tiene que meter en la almendra es que la Nueva Culonidad funciona igual que la cuarentena, pero con más rosa, más idiotas y más corporaciones metiendo la puntita donde no deben. ¿Quieres sobrevivir? ¿Puedes lanzar rayos con los pezones? ¿No? Pues baja los humos, abre bien los ojos y prepárate para las siguientes mierdas subnormales que pueden caerle encima a tus PJ.
Porque sí: hay Aumentados, hay Normies fosforitos, hay peña con PinkPass® caducado, y hay una farmacéutica norteamericana que está más cerca del mal absoluto que los villanos de Mirvel mezclados con Teletubbies con sida. Vamos al lío.
Asalto al centro de vacunación premium
Esta te la esperabas, ¿eh? Pues aquí tienes la versión deluxe: Hopeful Pink ha montado un centro de vacunación solo para VIPs, lleno de corbatas con dinero, idiotas con autoestima de azucarera y pinkfluencers haciendo directos apuntándose la aguja al brazo como si fuese un filtro de belleza.
¿La vacuna? Colorante rosa mezclado con restos del Turbotónico que alguien filtró mal, tarde y con resaca.
¿El objetivo? Controlar a la población, sacarte los cuartos y rellenar estadísticas de «satisfacción del cliente».
Los PJ tienen que infiltrarse, descubrir qué cojones están inyectando de verdad y evitar que un camión cargado de PINK-47 Reforzado™ salga disparado hacia Europa del Este, donde seguro que la van a liar más que los ultras en una Eurocopa.
- El centro está lleno de Pinkfluencers retransmitiendo absolutamente TODO, incluidas las cagadas en el baño.
- Técnicos de PINK-TRACE™ detectan a cualquiera sin PinkPass®. Y cuando digo «detectan», quiero decir «te escanean hasta el recto».
- Un mutado Pinktónico está encerrado en un baño químico golpeando la puerta y cantando Backstreet Boys a grito pelao. Si sale, se forma un Apocalipsis Rosa de la hostia.
Los cabrones que tienes por jugadores tendrán que esquivar cámaras, infiltrar el laboratorio y, si se tercia, meterle una patada al contenedor de vacunas falsificadas para que no lleguen a su destino. Vamos, lo de siempre.
La purga del salvoconducto
Otra que tal baila. Hopeful Pink, en su infinita sabiduría corporativa, ha apretado un botón que no era y ha dejado a toda una ciudad con los Salvoconductos anulados.
¿El resultado? Normies histéricos, oficinas saturadas, runners llorando porque no pueden salir a trotar y los mongolipinks diciendo que «algo habrá hecho la ciudad para merecerlo».
Los PJ deben adentrarse en la jungla urbana, llegar hasta la Oficina Central de Permisos y parar al funcionario que, poseído por el sistema PINK-TRACE™, está impidiendo que la gente vuelva a moverse. Que no es por salud, es porque le mola joder.
- Manifestaciones enfrentadas: AntiPink vs. ProPink. Tontos contra tontos. Gente gritando sin saber por qué.
- Un edificio entero lleno de runners desesperados, jadeando y chocando contra paredes porque no pueden gastar su energía. Cuidado, que muerden.
- Policías Balconeros organizados en tribus, marcando su territorio a base de prismáticos y gritos desde las ventanas. Los muy capullos se creen francotiradores.
No queda otra que abrirse paso a hostias, ingeniería social o suerte divina, arreglar el colapso y evitar que el burócrata poseído bloquee la ciudad para siempre… porque si no será el fin de la movilidad, el turismo y cualquier esperanza de comprar papel de culo normal otra vez.
La censura del cuñadotonto televisivo
Otra que tal baila. TelaHinco TV, en su eterna búsqueda de audiencia basura, ha invitado a un conspiranoico profesional para soltar sus mongoladas en directo en Salsa Rancia Deluxe.
¿El problema? Que este subnormal asegura tener «la Verdad Final™» sobre el PinkPass®, el CoronaCulos, el Turbotónico y hasta sobre quién mató a Kennedy. Y si abre la boca, media Espiña se vuelve aún más gilipollas de lo normal.
Los protagonistas deben colarse en el plató, llegar hasta los camerinos y evitar que el notas salga a escena. No por libertad de expresión, sino porque sus memeces pueden provocar un brote de AntiPink de proporciones bíblicas.
El público está dividido: fans que creen que viene a «despertar conciencias» y haters que solo han venido a tirarle sillas. Una mezcla inflamable.
Los pasillos del plató parecen una mazmorra: cámaras rodando, técnicos corriendo sin mirar, y una Súper Colaboradora intentando entrevistar a cualquiera que respire. Si te atrapa, te sienta en el sofá a la fuerza.
Tres Señores Enfadados hacen de guardaespaldas del Conspiratonto, cobrando en bocatas y mala leche. Te ven raro, te hostian. Fin.
No queda otra que abrirse paso con sigilo, labia o directamente codos, sabotear la emisión y evitar que Armando Cuñadó escupa en antena su PowerPoint infecto… porque si habla, Espiña entra de cabeza en la Fase Terminal de Mongolización Social™.
Imagen: Basura infecta vomitada por una IA. ¿Algún problema?