La luna brilla menguante esta noche. La pequeña vela encendida en la tienda de campaña parpadea creando juegos de luces y sombras. La muchacha deja el diario de vuelta a su sitio y mira a su acompañante.
–¿Qué es esto, Alair?
–Algo que deberías saber.
–¿Saber? ¿A qué te refieres? Es absurdo… Además, Belkas llegará de un momento a otro y nos encontrará husmeando en sus cosas… y este mes no creo que pueda soportar más latigazos.
Alair suspira y empuja el diario con su pata de nuevo hacia la chica.
–¡Mira, gato estúpido! Es a mí a quien le duelen los latigazos, ¿sabes? no a ti. Tu eres incorpóreo, no sabes qué es el dolor, pero yo, sí.
–Sí que se qué es el dolor. Una vez tuve cuerpo…
–¡Bah! Ya estamos otra vez… –pone voz burlona y dice –»Que si yo un día tuve una hermana, que si yo otro día abrí un vórtice, mimimi» ¡Gilipolleces!
Ella le da la espalda y se dirige hacia la puerta de la tienda de campaña de Belkas, pero tras dar un par de pasos se queda inmóvil. El espíritu felino se queda pensativo mirándola, moviendo inconscientemente su enorme cola. Tras unos minutos de silencio se incorpora y dice:
–Si realmente no quisieras saber qué es lo que pone, te habías marchado ya. ¿No tienes curiosidad por saber por qué estás aquí? ¿Por qué Belkas nunca te ha contado nada de tu pasado?
–Belkas ya me dijo una vez que preguntar tanto me saldría caro… –dice tocando las cicatrices que tiene sobre su hombro izquierdo, como si aún doliera.
La rabia inunda sus ojos y sin darse cuenta tiene el diario otra vez en sus manos. La voz de Alair cada vez suena más profunda, tentándola cada vez más.
–¿Y por qué te querrá ocultar tu pasado? Venga, niña, léelo. Sabes que yo soy el único que siempre estaré aquí, a tu lado.
–¿Y qué ganas tu a cambio de que lea los secretos de Belkas? Nunca haces nada sin obtener algo a cambio.
–Ayudarte niña, ¿o a caso no me crees? Estoy cansado de que nos usen para sus propósitos. Tenemos que salir de aquí, y para ello necesitas leer ese diario.
–Lo sabía, siempre hay algo. Siempre hay un motivo para que Alair consiga lo que quiere…
Dice la muchacha en voz baja a modo de queja mientras se dirige hacia la cama, sobre la cual se sienta con las piernas cruzadas. Abre el diario y comienza a leer. Le parece lo más tedioso que jamás haya leído en su vida. Aburrida y sin encontrar el verdadero motivo por el cual Alair le ha obligado a hacerlo, comienza a ojear por encima los párrafos y a pasar una hoja tras otra. Ella suspira y mira a Alair con reproche.
–¿En serio?
–Ve más adelante, hasta que encuentres en un margen apuntado la palabra «Vilennea».
Alair se pasea de aquí para allá impaciente. Obedeciendo a su compañero espiritual llega a la página indicada por este.
–¿Vilennea? ¿Eso no está en Esseria?
–Sí.
–¿Y por qué no me haces un resumen y acabamos con esta tontería de una vez?
–¡LEE! –el tono de Alair es de enfadado.
–¡Está bien! ¡Está bien! Tampoco es para ponerse así, madre mía…
Estamos aquí por orden de Gible Momak. Nos ha contratado para arrasar el pueblo de Umok, ya que quiere para él sus tierras. Pero yo no soy nadie para poner en entredicho los deseos de nadie, mientras me paguen, el resto me da igual. De Umok pensamos sacar buena tajada, ya que podemos hacer prisioneros y hacer con ellos lo que mejor queramos. Atacaremos antes del amanecer, para que no tengan tiempo de escapar.
Esto es una mierda. He perdido unos cuantos buenos hombres, pero les hemos hecho pagar con sangre y vísceras mis bajas. Como botín hemos apresado a todas las mujeres, niñas y niños. Conozco un buen hombre yusethiano que pagará bien por nuevas putas y siervos. Aunque me dejaré alguna para que me acompañe en la larga travesía a Al’Ujib.
¡Por fin estamos en tierra! ¡Ya creía que me iba a convertir en pez de tanto mar! Ya casi se me olvida hasta de cómo se escribe y todo. Llevamos meses en el barco, de los cuales tengo pocos recuerdos. Solo he bebido y follado con parte de las esclavas. No con todas, soy un caballero, además, me pagarían menos por tocar mercancía que me puede hacer rico.
Acabo de cerrar el mejor trato con Bishr que he hecho jamás. Creo que cuando se dé cuenta de lo que me ha pagado por las putas y los crios no querrá volver a hacer negocios conmigo. Qué se joda. ¡Soy ricooo!
Volvemos a casa mis muchachos y yo. Nos quedamos con unos cuantos «souvenires» de nuestros trabajos por Vilennea. El camino es largo y habrá que entretenerse con algo.
Han pasado unos meses desde que volvimos y el imbécil de Miryl ha dejado preñada a unas cuantas vilenneanas. ¡Hay que joderse! Ahora me toca hacerme cargo de ellas ya que su mujer le dará una paliza si se entera. Hay que ser muy imbécil…
Se me está acabando el dinero. No puedo ir a Esseria porque el maldito barco zarpó hace unas semanas y yo estaba muy borracho como para poder acordarme de ello. Solo me queda la opción de trabajar aquí, pero estos ujibos solo quieren asesinos sigilosos y mis hombres están para el arrastre. Y el mercado de asesinos está lleno de sucios sicarios y rastreros pícaros. Tengo que pensar en algo.
Anoche estuve con Rirth. Es una puta un poco cara, pero cuando piensa se le ocurren buenas ideas. Se hará pasar por una esclava más de la siguiente remesa que me llega mañana y de esta manera podrá ver si alguna de mis esclavas es apta para ser convertida en chamán. Yo de estas cosas no entiendo una mierda, así que espero que sepa lo que hace. Una vez lo haga, entrenaré a mi nuevo juguete para que sea un asesino, algo nuevo en el mercado, y se venderá caro. Yo cobraré los encargos y si le pillan, solo tengo que mentir y decir que no sé quién es y volver a empezar el proceso de nuevo. Es una idea perfecta.
Han pasado un par de días, pero dice que ha encontrado el candidato ideal… bueno, candidata. En unos meses nacerá una niña y tiene todas las papeletas para ser la elegida. ¡Estoy de suerte! No tendré que esperar demasiado.
La muy zorra de Rirth me ha engañado. Dice que hasta que no sea «mujer» no se puede llevar a cabo el rito de iniciación y tendrá que vigilar bien de cerca a la niña y cuidarla mientras la mantengo yo aquí. ¡LA MUY PUTA! Cómo me la ha jugado…
Ayer nació la cría y la madre murió al nacer ella. Mejor, una boca menos que alimentar. Y otra buena noticia es que vuelvo a Esseria por negocios. A ver si cuando vuelva puedo comenzar con el entrenamiento.
He vuelto esta mañana a casa y con dinero otra vez ¡por fin! 3 años esperando pisar mi casa otra vez y pensaba correrme una buena juerga esta noche, pero Rirth me ha recordado «mis obligaciones». Y encima descubro que la mocosa ya tiene nombre. «Jo» dice que la ha llamado. En fin, ella es la que la ha cuidado…
–¿Estás queriendo decirme que yo soy esa «cría»? ¿Quién es Rirth? ¿Por qué…? ¿por qué no me acuerdo de nada? ¿Alair, dónde estás?
Jo mira a su alrededor desesperada buscando en la oscuridad a su amigo incorpóreo. De su espalda aparece Alair con mirada cómplice, una ceja arqueada y una mueca en su boca.
–A tu lado, como siempre. No es el hombre que pensabas, ¿verdad?
Alair pasa con la pata unas cuantas hojas hacia adelante y Jo continua leyendo.
[Continuará…]
Imágen: Libro antiguo