Suelo reescribir muchas cosas. Repensar. Lo que se relacione con la partícula que indica «volver a hacer algo», pero con el objetivo de hacerlo mejor. Remake.
Este es el segundo intento en rehacer una historia que surgió como «spin-off» de otra historia, pero que acabó siendo la única terminada. Y con todos los cambios que ha sufrido, sigue manteniéndose como una idea sólida, divertida, que no sobresale sobre otras ideas, pero es mi idea y está completada. En parte. Reviso de nuevo la primera versión del remake y gruño ante las reacciones de los personajes, la trama absurda y la inclusión de ese pequeño mundo en algo tan grande como es Ylat. Al mismo tiempo, alguien está ampliando un país -imperio- que había dejado a medias y tiene la intención de consultarme los cambios y adiciones. Como si me fuese a negar.
Compruebo que los cálculos que he hecho en una extensa hoja de excel coinciden con los que veo en las batallas de prueba: Nigel hace el daño correcto a las malvadas urracas del Archipiélago de Akoria. Y poco a poco, el mapeado de las islas va cobrando forma gracias a que ella invierte su tiempo en copiar, uno por uno, cada tile de los niveles originales. Es un objetivo sencillo, si algo se empieza, se acaba. Que no pase lo que pasó con Ethernal Shadows, Ethernal Shadows –Reprise–, El Reinado de Icestorm o Dagas de Penuria.
Las musas están volviendo poco a poco a este mar en calma. Qué poético me pongo cuando escribo por aquí.
Imagen: Protagonistas del Rufián de Akoria – Creados con RPG Maker MV