Shadaleen: Expansión y conquistasShadaleen: Expansión y conquistas

Con el paso de las décadas, el séquito condenado a morir en tierras salvajes e indómitas se convirtió en el primer reino de Esseria. La ciudad de Shadaleen se expandió en los cuatro puntos cardinales. A finales del reinado de Shadel, el primer monarca presenció las primeras obras del segundo Castillo de Shadaleen, una magnífica obra de ingeniería humana y mampostería élfica que se elevaba sobre la ciudad, apoyándose en el pie del Monte Ananolis. Sostenido por pilares de piedra mística, el castillo estaba rodeado por una plataforma pétrea que alojaría las dependencias de las familias más cercanas a la casa real. Los plebeyos shadalenses bautizaron el lugar como la Terraza de los Nobles, nombre que se ha mantenido hasta la actualidad.

Tras la muerte de Shadel, el primogénito de la Casa Shadelgast, Thies el Destinado, ocupó su puesto, comenzando así la Dinastía de los Shadelgast. Sin embargo, para evitar las rivalidades que existieron al debido a la sorprendente fertilidad del viejo rey, se impuso la monogamia entre la realeza. Los plebeyos no tardaron en adoptarla, debido a los impuestos y a las rivalidades entre amantes. Las proezas de Shadel en la cama se volvieron un tabú, y sólo se permitía hablar de sus heroicas expediciones para dar vida a Shadaleen.

Durante más de cuatrocientos años, y a pesar de la continua oposición de los Kultstein –interesados en apartar a los Shadelgast del liderazgo- y de los Rowes –obsesionados con los estudios arcanos-, el reino prosperó, extendiéndose más allá de las Llanuras Vertenia. Otras razas que habitaban esos territorios fueron expulsadas por el avance shadalense; otras llegaron a forjar pactos para mantener sus hogares a cambio de unirse al Reino de Shadaleen. Los enanos de la ciudad-estado de Faustheim y moradores de la Cordillera de la Ventisca desde tiempos inmemorables vieron una oportunidad de comercio en el belicismo humano, y se unieron sin dudarlo. Los elfos celestiales de la Península de Erklan, al oeste de Shadaleen, se resistieron a las conquistas, pero la ambición de la Casa Shadelgast no conocía límites y las escaramuzas, asaltos e incursiones empezó a medrar la resistencia élfica. En menos de cincuenta años ya habían sido apartados hacia el último bastión de su raza, la ciudad otoñal de Alyan Themar.

Aquellos que vivían en zonas más inhóspitas u hostiles, como las tribus salvajes de las Estribaciones Norvvind o los elfos agrestes de los bosques orientales mantuvieron el control de sus territorios durante más tiempo. Las relaciones positivas que mantenía la Corona de Shadaleen con el imperio enano jugaron un papel importante cuando, después de una expedición fallida para apropiarse de los territorios de la provincia conocida como Bahía de Iskadar, la Casa Kultstein propició un golpe de estado y asesinó al Rey Enoch Shadelgast II, el Bebedor, junto a todos sus familiares directos. El monarca Redvers Kultstein, que arrebató el control por la fuerza, dictaminó que las campañas de conquista del Reino habían sido infructuosas por la mala organización del ejército, la dejadez del clero de Ylathia y una gestión corrupta de toda la riqueza del país. Las hambrunas, la peste y las extrañas enfermedades que no podían ser tratadas sirvieron de combustible para que los Kultstein reuniesen a una cantidad considerable de aliados. Aquella noche será recordada en la historia de Shadaleen como el Levantamiento de los Kultstein, y cambiaría el futuro del reino en muchos aspectos.


Imagen: Lone Survivor por TJ Foo en ArtStation.

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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