Las Crónicas de los Doce Yōkai (妖怪十二記, Yōkai Jūniki) no son solo cuentos susurrados por viejos junto al fuego o leyendas grabadas en el alma del Imperio de Kirishima. Son relatos de presencias que desafían el velo de lo real, ecos de sombras que han dejado tras de sí misterio y temor. Aunque muchos los consideran meras fábulas para asustar a los niños y advertir a los viajeros, hay quienes han sentido sus miradas en la noche, han oído susurros en la brisa y han visto huellas que ninguna bestia debería haber dejado. ¿Son solo mitos nacidos del miedo o vestigios de un poder que jamás fue olvidado?

Kurobonzo

Descripción

Este sombrío ser ostenta una figura alta y encorvada, envuelta en oscuros hábitos monacales que parecen absorber la poca luz que lo rodea. Sus ropajes desgarrados se mecen como un remolino de oscuridad, ocultando un cuerpo etéreo que se materializa y desvanece a voluntad. Su rostro es pálido y sin emociones, con unos ojos fantasmales que brillan con un resplandor tenue y mortecino, como brasas a punto de extinguirse. 

En sus manos esqueléticas, sostiene un bastón antiguo y carcomido por el tiempo, que parece susurrar plegarias olvidadas y emana una energía maldita. Todo a su alrededor se envuelve en un aire opresivo y sofocante, como si las sombras mismas quisieran engullir a los intrusos.

Orígenes

En uno de la multitud de monasterios que existen al sur de Éilerenn, existe una desagradable leyenda sobre un monje caído en desgracia, alguien que abandonó la virtud en favor del poder oscuro y los secretos prohibidos. Después de haber sido expulsado de su orden, se cuenta que viajó de un lugar sagrado a otro, intentando profanar y corromper a más como él. Sin embargo, la repentina aparición de Corlagg frustró de golpe y porrazo la ordalía de aquel pecador, y se transformó en un agente del equilibrio.

La leyenda afirma que el kurobonzo aparece para castigar a quienes perturban la paz de estos lugares. Los pocos que han sobrevivido a su presencia cuentan que el aire se vuelve irrespirable en su cercanía y que su mirada helada puede arrancar la voluntad de incluso el más valiente de los corazones.

Estadísticas

  • Aberrante de Nivel 7 [Moral 8], Salud 36
  • Ataques: golpe de bastón (16) y mirada de miedo (especial) o nube de sombras (especial)
  • Mirada de miedo: puede fijar sus ojos fantasmales en un objetivo a 10 metros o menos. La víctima debe superar una Tirada de Presencia o quedar Aterrorizada durante 1d4 Turnos.
  • Nube de sombras: puede crear una nube de oscuridad en un radio de 6 metros a su alrededor, cubriendo la zona durante 2 Turnos. Dentro de la nube, las criaturas tienen Desventaja en las Tiradas de Intuición y para Evitar ataques del kurobonzo.

Esta criatura fantasmagórica es un monje espectral, vestido con ropajes oscuros y con un rostro pálido que apenas se distingue entre las sombras. 

Se manifiesta en lugares sagrados profanados o en ruinas antiguas, castigando a los intrusos con su mirada aterradora y golpes espectrales. Su aura sombría envuelve todo a su alrededor, y los imprudentes que se encuentren con él sentirán que la misma oscuridad se cierne sobre ellos.


Imagen: Dibujo por Maurick Starkvind; banner de artículo reinterpretado por IA.

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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