Confesión incómodaConfesión incómoda

(Víctor a Iris…)

Creo que nunca te he hablado de mi familia. No quería que te sintieses mal por lo que hiciste… pero creo que ahora es momento de hacerlo. La familia que vivía en aquella avenida eran los padres de mi madrastra, los abuelos de Esmeralda.

Mi padre siempre fue una buena persona, trabajador y cariñoso con su familia. Un mal día, íbamos de camino a Oviedo mi hermano, mi padre y mi madre, a ver a unos amigos de la familia. Por el camino, tuvimos un accidente… murieron mi madre y mi hermano. Yo tenía cinco años, así que no recuerdo mucho.

El sentimiento de culpabilidad invadió a mi padre. Él no tuvo la culpa, pero aún así se traumatizó igualmente. Nos mudamos al centro de Bilbao, donde él contrató una niñera para que me cuidase. Dos años después, algo pasó entre ellos y nació Esmeralda. Desde el principio, mi padre no quería esa niña, ya que no deseaba atarse a más personas, pero aquella niñera le convenció para intentar formar una familia de nuevo.

Los años pasaron, y todo nos iba bien más o menos. Mi padre y ella quisieron tomarse un pequeño viaje a unas islas tropicales. Esmeralda se oponía, no sé por qué. Como te imaginarás, la desgracia nos abrazó de nuevo. En aquel viaje, hubo un intento de secuestro del avión, que terminó con la muerte de varios rehenes, entre ellos la madre de Esmeralda.

Al volver, Esmeralda cosechó un odio inconmensurable hacia mi padre y comenzó a comportarse de manera muy extraña. Él sólo se centró en el trabajo y casi no nos hablaba cuando estaba por casa. Unos meses después, justamente el día 1 de noviembre, mi padre apareció muerto, despellejado y sin ojos.

El incidente causó un gran revuelo nacional. Seguro que recuerdas los reportajes e investigaciones que se publicaron por la televisión. El pueblo español temía que algún salvaje se hubiese escapado de un centro psiquiátrico y estuviese en libertad, pudiendo asesinar de nuevo. A mi hermana y a mí nos tuvieron en todo momento protegidos para que el culpable no nos atacase, pero tras un año nos dejaron en paz. La policía no sospechó ni por asomo lo que se me ocurrió a mí: que Esmeralda pudiese estar involucrada en el asesinato de mi padre. Yo tampoco tenía pruebas, así que intenté comportarme como un buen hermano mayor.

De todas maneras algo me llamó la atención significativamente: después de aquel incidente, Esmeralda comenzó a tener problemas físicos. Según el médico, ella no era capaz de oler o saborear nada… y las causas eran desconocidas.

La convivencia con ella empezó a ser insufrible. Su habitación siempre estaba oscura e iluminada con candelabros. En el suelo no recuerdo exactamente qué había, unos dibujos extraños. Recuerdo que una vez entré y tuve una fuerte discusión con ella por haber «invadido su intimidad». Semanas después, mientras ella estaba pasando unos días en Oviedo, descubrí unos papeles desperdigados por el pasillo, posiblemente los hubiese movido el viento. En ellos se relataba lo siguiente:

«Los rumores cuentan que cada noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, durante las dos y las cinco de la mañana, existe un vórtice de vacío. Debes ponerte enfrente de un espejo en una habitación completamente a oscuras, mirando fijamente al espejo. Si permaneces en la habitación cuando el momento llegue, sentirás un frío horrible que paralizará tu cuerpo. Entonces, pon tu mano izquierda en el espejo y susurra «Acepto». Si lo has hecho correctamente, aparecerá la imagen distorsionada de un bebé despellejado y sin ojos. Mirará directamente a tu alma y escucharás un sonido horrible a la vez que desesperantes susurros.

No podrás hacer que la imagen desaparezca del espejo y por tu cuerpo serpenteará una sensación de terror inimaginable. El bebé te hará cinco preguntas sobre sucesos que hayan ocurrido durante toda tu vida. Su voz sonará como papel de lija frotándose contra la pared y estará completamente falta de emoción humana. Por cada pregunta que falles al contestar, uno de tus cinco sentidos será completamente consumido y lo perderás para siempre. Por cada pregunta que respondas correctamente, podrás decir el nombre de alguien que conozcas. Esa persona será encontrada muerta a la mañana siguiente, despellejada y sin ojos.»

Era poco creíble, pero coincidía con la muerte de mi padre. Así que esperé a que llegase a casa y le mostré el papel. Tuvimos una discusión que acabó en pelea… y en mi primer cambio.

Lo siguiente que recuerdo es estar en el Túmulo del Viento de Acero, amordazado y con Kate inyectándome tranquilizantes. Un par de días después me llegó una nota de los abuelos de Esmeralda, diciendo que ni se me ocurriese acercarme a ellos ni a ella.

A veces, ciertos recuerdos de esa situación me asaltan la mente, rememorando los gritos de Esmeralda al ver mi forma Crinos y su expresión de horror. Pero algo me turba, y es que no parecía estar en Delirio. Por eso temo que ella sea una especie de humano trascendental o algo peor. Este ataque que ha lanzado contra nosotros dos es un claro signo de que quiere vengarse de mí. Y que mi transformación en Garou la perturbó más que la muerte de su madre.

Y esa es la historia… Espero que comprendas por qué me lo tomo de manera tan personal. No sé lo que es Esmeralda, pero temo que pueda haceros daño a ti o a la gente del clan.

(Victor se abraza a Iris, dejando que los recuerdos se vayan disipando de su mente…)


Imagen: Para Love Two by pasja1000 from Pixabay

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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