El siguiente documental fue publicado por la cadena de televisión Sierra 41 tras el arresto de las hermanas criminales conocidas como las Ladronas del Asco. Tras la reciente huída de la cárcel de máxima seguridad para Aumentados, El Bastión, la televisión pública ha comenzado a emitir de nuevo la historia de las hermanas Pérez-Guzmán, un macabro relato lleno de engaños, muertes y envenenamientos. Pasen y vean los gérmenes infectos de la civilización, unos seres tan increíbles como sorprendentes y malignos.
Cuando llegaron al mundo, fue una auténtica bendición para su familia. Sus padres, acaudalados empresarios de la capital española, estuvieron intentando su concepción durante varios meses antes de que llegase la gran noticia. Tras pasar por diversos estudios de fertilidad y laboratorios, finalmente Gerardo Pérez-Guzmán y su mujer Hermenegilda Guzmán de Bordiú concibieron descendencia. No obstante, las niñas no estaban destinadas a convertirse en personas de provecho, sino en retorcidas sociópatas ansiosas de sangre.
Desde muy pequeñas ya mostraron indicios de crueldad y satisfacción al causar dolor de forma gratuita. Uno de los incidentes más escabrosos fue cuando envenenaron a la niñera y enterraron su cuerpo en el copioso jardín del chalé familiar de la Moraleja, dejando su pálido antebrazo sobresalir de la tierra removida como monumento macabro. Dicho asesinato fue ocultado por la familia, y la mejor solución que se les ocurrió fue meterlas en un internado, donde dieron rienda suelta a sus perversiones más siniestras torturando al profesorado y al resto de alumnos.
Sus padres no sabían dónde meterse cada vez que el director les llamaba para contarles las últimas lindezas de las pequeñas, hasta que llegó el día en el que, mediante productos químicos comunes, crearon una deflagración en una de las aulas que se llevó por delante a una decena de alumnos inocentes. Ambas observaron la masacre desde lejos, agarradas de la mano, admirando su explosiva obra en una expresión mezcla de asombro y disfrute. La desquiciada y psicótica actitud de las hermanas se hizo imposible de ocultar, y sus padres tuvieron que tomar una solución. El resto de padres del instituto privado exigían las cabezas de las asesinas, y ni siquiera todo el dinero de los Pérez-Guzmán podía tapar las travesuras de Raquel y Natalia. Y, al igual que cuando las enviaron a una institución privada con la esperanza de que la severa actitud de los profesores hiciese mella en su barbárica psique, decidieron expulsarlas de casa, con catorce años recién cumplidos, y cortaron cualquier relación con ellas. Los familiares de los jóvenes asesinados continúan esperando recibir una retribución por los crímenes de estas malhechoras.
Completamente libres y sueltas por un mundo que no sabía hasta dónde podían llegar, las hermanas empezaron una carrera criminal con el único objetivo de acumular joyas, dinero, lujos y caprichos, utilizando los retorcidos y pestilentes conocimientos científicos que desarrollaron en el instituto privado; su modus operandi se extendió a lo largo y ancho de la Península Ibérica, y el terror porque una tienda o un domicilio se convirtiesen en el próximo objetivo de las Ladronas del Asco provocó una ola de pánico y paranoia.
Justo en el momento en el que los Aumentados emergieron en España, las hermanas Pérez-Guzmán se encontraban en Alcantarilla buscando un objetivo para asaltar, y la providencia quiso que se encontrasen con la misteriosa piedra azul, escondida en una de las casas de las 808 Viviendas, un barrio marginal al norte de la ciudad. Un rápido destello les proporcionó nuevas armas naturales para causar más dolor, unas capacidades sobrenaturales y mortales que aprovecharon en sus siguientes robos con violencia. Y aterrorizaron a la población andaluza durante nueve meses más hasta que se atrevieron a asaltar la sucursal bancaria de Aranok, momento en el que se encontraron con la horma de sus zapatos: el Escuadrón de Azca.
El equipo de élite reunido y preparado por Javier Pilares sorprendió a las hermanas en plena ejecución de su abyecto plan, y tuvieron que ser reducidas a costa de la vida de Doña Flora, una de las Aumentadas fundadoras del grupo. Fueron juzgadas rápidamente por crímenes contra la humanidad y su condena de más de 200 años proporcionó la tranquilidad que necesitaba España.
Sin embargo, ni las paredes de El Bastión han bastado para detenerlas. Si alguna vez se las encuentra, contacte de inmediato con las autoridades y no les preste resistencia. Ambas hacen gala de habilidades sobrehumanas: flatulencias explosivas y escupitajos de ácido mortal. Recuerde, disfrutan con el asesinato y la tortura.
Imagen: Chloe Grace Moretz (Fan Art) por jaeflorence.