Leyenda
En el albor de los tiempos, mientras el cielo ardía en llamas púrpuras y los mares bullían con la rabia de los orígenes, una estela de luz cristalina atravesó las nubes y recorrió el firmamento de Ylat. A lo largo de su viaje se deshizo en centenares de escamas plateadas que adornaron las aguas del mundo recién nacido y aquellos que caminaban ya sobre dos patas susurraron las primeras sílabas de su proclama. Ciegos de gozo por la buenaventura que quemó los cielos para que los mares, ríos y lagos se volviesen fuentes de vida, sus seguidores decidieron gritar repletos de júbilo y esperanza en nombre de aquel que les brindó esperanza más allá de las estrellas. Con el paso de las eras, las escamas de aquella estela se fueron reformando y dieron lugar a la forma física del Monarca de las Mareas. Aquellas partes que no se unieron al cuerpo original tomaron forma propia y se dieron a conocer como las Hijas de la Galerna o Retoños de Lenseng, bellas doncellas de las aguas que albergan parte del poder de su progenitor.
La Galerna que Ruge, el Viejo en el Umbral, el Monarca de las Mareas
- Ideograma: Serpiente blanca barbada sobre mar azulado.
- Religión: Humilde y dispersa; no focalizada.
- Devotos: Marineros, pescadores, aquellos que viven en poblaciones costeras, draconarios.
- Moralidad: Naturaleza.
Adoración
Lenseng es un ídolo primigenio, un poderoso espíritu que vive en las profundidades de los océanos de Ylat y es venerado como el protector del mar, el patrón de los marineros y el protector de las viudas de los pescadores. Su devoción se extiende por todas las tierras gracias a que sus dones y su presencia como protector de las aguas garantizan la supervivencia de la vida y otorga los frutos del mar a sus adoradores.
Los draconarios de Éilerenn consideran a Lenseng el verdugo espiritual que les maldijo a una vida tan breve como la de los humanos tras la Catástrofe de Iselm, un evento de la Edad Antigua que culminó con la destrucción de una ciudad a manos de una jauría de dragones de acero. Esta parábola suele ser apoyada por draconarios en necesidad de expiación, aunque se suele tomar como una invención moralista por parte de otras razas.
A pesar de ser un espíritu conocido y adorado a lo largo de las costas de Ylat, sus sacerdotes no han formado una fe tan extendida y pomposa como podría encontrarse en otras religiones. Los santuarios de Lenseng suelen ser capillas humildes de madera en la orilla de un río o templos levantados en piedra rugosa cerca del mar, sin mayor decoración que una estatua simplista que lo idolatre. Aquellos que suplican la intervención de la Galerna que Ruge lo hacen cuando la pesca no ha sido fructífera, para desear el mejor de los viajes a un ser querido o para cuidar del alma de un marino desaparecido en las aguas oscuras de los océanos; de igual modo que uno puede rezar para que el Monarca de las Mareas castigue con olas gigantescas y tifones devastadores a aquellos que han ofendido o han hecho algo que perjudique al mar. La actitud de Lenseng siempre ha apoyado a sus amados cuerpos acuáticos.
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Los innumerables avistamientos de serpientes marinas que se han registrado a lo largo de la historia llevan a creer que la forma física de Lenseng sea la de una enorme sierpe de unos cien metros de su cabeza a la cola; las facciones de su hocico recuerdan a las de un lobo o a las de un zorro, aunque cubiertas de escamas y con unos grandes cuernos a modo de orejas, y en su barbilla oscila una larga barba de tonos grisáceos, adornada con conchas, animales marinos y rocas primigenias.
Debido a su naturaleza errática y el poco interés que tiene en las actividades mortales, Lenseng no ha aparecido en forma física durante siglos, aunque las veces que lo ha hecho se ha cobrado miles de vidas.
Imagen: Sea Creatures – Arkaplanda