Los Ciclos de Drem

Los Ciclos de Drem

Nosotros, los kokebi, los hermanos menores de Drem, damos testimonio de su grandeza.

EXORDIO DREM

En el principio del TODO nada estaba escrito. Todo era vasto, reinaba al caos y el orden por igual. Las tinieblas y la claridad vagaban sin rumbo expandiéndose más y más. El paso de los eones hizo que las vorágines se calmasen. Fue entonces, y no antes, cuando aparecieron las primeras ESTRELLAS. Las primeras esencias que habitaron el TODO.

Una de ellas, perdida por el inmenso espacio, transcendió al resto de ESTRELLAS. Se convirtió en un ser sabedor del TODO. Así Drem, consciente de sí misma, comenzó su Viaje Estelar.

Cuando se dio cuenta de su desmesurada soledad creó vida, dando inicio a la rueda del destino. Escogió un planeta. Sólo uno, al igual que ella. No hacía falta más. El más hermoso y el que más recursos podía albergar para que así, su obra, pudiese valerse por sí misma. Ella quedó como observadora. De esa forma nacimos nosotros, sus hermanos menores.

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Y el día llegó. Debimos abandonar el Viejo Mundo. Salimos de él en busca de nuevos horizontes, nuevas metas, nuevas ambiciones. El hecho fue tal que nos olvidamos de nuestros orígenes. Nos distanciamos tanto, no solo en espacio sino también en tiempo, que el Viejo Mundo se perdió para siempre. El motivo aún se desconoce a día de hoy al igual que las coordenadas de nuestro origen. Todo quedó allí.

Evolucionamos, crecimos, se crearon nuevas especies y mil formas de pensar. Colonizamos gran parte del universo, pero en realidad era una ínfima parte del TODO. Y no sería hasta muchos milenios después que por fin volviésemos a tener contacto con Drem.

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Primer ciclo Drem

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Observando el firmamento descubrió algo muy curioso: una formación de estrellas nunca vista ni registrada antes. Y apareció como de la nada. Estaba formada por una estrella central de un color purpura y a su alrededor se contaban cientos de estrellas más pequeñas y de diversos colores. Todas cambiaban de tamaño cada poco tiempo, y las pequeñas incluso cambiaban su tonalidad, como si mantuviesen una conversación. Nyota continuó observándolas durante décadas, obsesionada con esa constelación, hasta que una noche la constelación le devolvió la mirada.

En sueños Drem le recompensó con su perseverancia. Le reveló sus anhelos y preocupaciones. Le hablo del Viejo Mundo y se lo mostró. Drem quería que nosotros, sus hermanos menores, volviésemos a nuestro hogar. Aquel que dejamos atrás en el olvido. Y le dio las pautas para poder llegar a él.

Nada más despertar Nyota comunicó su visión al resto de la Nación Kirishima. Sabiendo que ese era su verdadero camino nadie se opuso a ello. Entre los más ancianos se conocía la leyenda del Viejo Mundo, heredada de generación a generación, pero nadie se atrevía a hablar de ello por temor a que se desvaneciese cual rocío de la mañana. Ahora sus creencias comenzaban a ser reales.

De esta forma se establecieron las bases del Nakşatra, llegando a convertirse en la religión que es hoy en día. Y nosotros, los kokebi, los hermanos menores de Drem, damos testimonio de su grandeza.

Nyota fue nombrada Gran Od de Drem, la cabeza del Nakşatra. Se crearon las cuatro Ordenes, y partieron en diferentes direcciones a lo largo y ancho del universo, para expandir la palabra de Drem y en busca de las pistas que le fueron reveladas a Nyota.

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Cuarto ciclo Drem

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E Inao nació, tal como fue escrito. La pequeña de siete hermanos no sería más que la última de la familia. Y así fue educada. Querida por todos por ser la menor, pasó sus primeros años como otra niña más y sin muchas aspiraciones.

Como así lo dispuso Drem, uno de sus hermanos mayores fue ordenado Gran Od de Drem, y ,como tal, necesitaba un pupilo. El amor que procesaba por la que era su hermana pequeña hizo que esta fuese elegida como tal.

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Instruida en los duros caminos del Nakşatra, Inao Utono fue ordenada Saţāra de Drem de la Orden de Sao, la más importante de todas las Ordenes y la más representativa de la Nación Kirishima. Pasó sus años de adolescencia como sacerdotisa del Templo de Sao siguiendo las doctrinas del Gran Od de Drem, estudiando y ayudando al resto de sus hermanos. Pero ese no era el camino que Drem quería que siguiese.

Una noche, en mitad de sus sueños, Drem le habló, como ya hizo con Nyota tiempo atrás. Mediante imágenes le desveló cual era su verdadero camino. Llevar a sus hermanos de vuelta a las praderas, montañas y mares, como las que reinaban en el Viejo Mundo. Le mostró dónde se encontraba la Semilla de la Vida y le enseñó a usarla para devolverle la vida al Viejo Mundo.

Había sido la elegida. Pero su revelación debía mantenerse en secreto. Drem guía los pasos de sus kokebi siempre que estos estén atentos a su voz. Y tal conocimiento no debía ser revelado.

Terminando su camino como Saţāra de Drem pidió ser ordenada como Seren de Drem y, como diplomática de la Nación Kirishima, así poder difundir los preceptos de Drem a lo largo y ancho del universo. Como fe joven que es El Nakşatra los kokebi no nos negamos a la misión de Inao.

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Ambientación para Estrellas Errantes. Partida de Ocaso Sideral.

Imagen: Sky space dark galaxy, de pexels.com

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