Cuando la humanidad comenzaba a desperdigarse por una tierra humeante, recién creada, unas figuras incognoscibles observaban desde la distancia. A mitad de camino entre los visitantes y los mortales, estos seres desprendían pedazos de otra realidad, humeaban fragmentos de partículas inexistentes en Gaia. Pero aún así, estaban atados, como cualquier otro espíritu, al núcleo principal de la realidad.

Sin un propósito claro, empezaron a cavar en los pliegues de la existencia, en busca de algo que les diese sentido. Pasaron milenios hasta que pudieron sentir un pellizco en su propio ser, una chispa que les ubicaba en el gran tablero de Gaia. Empero, la duda comenzó a surgir. Las nieblas de la oscuridad estaban frente a ellos, y una dimensión comprimida, arrancada del tiempo y el espacio, se formó gracias a su voluntad.

Los muros, elaborados a través de la memoria de la humanidad, con arquitectura que mezclaba de forma coherente estilos tan dispares como el azteca y el renacentista, daban forma a un santuario apartado de la línea temporal. El más alto de todos, el que parecía saber más, no porque lo supiese de verdad, si no porque su consciencia se derramaba más allá de la cáscara física, decidió nombrar a sus compañeros.

Ante ellos se encontraba el Sheol, un templo al origen y al inicio de la realidad. Una capilla protegida de los cambios en el tiempo y el espacio, y dónde podrían refugiarse. Ante ellos se postraba el Hombre Pájaro, «Birdman», por su aspecto desgarbado y nariz afilada. Su melena negra, lacia y siniestra, caía por sus hombros hasta su cintura.

— Hermanos, nuestra razón de ser se ha materializado ante nosotros. — extendió los brazos y giró sobre sí mismo en el centro de aquel lugar. — Somos la memoria de Gaia. Pero no encarnada en seres brutales o criaturas mefistofélicas que depredan a los mortales. — señaló a cada uno de sus compañeros. — Si no en manifestaciones corpóreas de los recuerdos del planeta.

Birdman se había postulado como el líder del grupo; a su lado, dos criaturas humanoides adquirieron conciencia y forma tras entender su significado: un niño muy joven, con una personalidad prácticamente adulta, llamado Bernabé. Y la taciturna Euforia, una mujer de cabellos rojos e increíbles poderes mágicos. Ellos tres formaban la última línea de defensa del planeta, con la capacidad de retorcer la línea temporal en caso de que algo no funcionase correctamente.

— El Carnaval de Almas debe asegurar la supervivencia de Gaia hasta que nuestros predecesores, mal llamados Caelesti por los mortales, regresen de su descanso milenario. — anunció, repleto de gozo, Birdman. Sus dos acompañantes no mostraron tanto interés. La desidia humana había empezado a impregnar sus almas y su forma corpórea.

De una forma u otra, el Carnaval de Almas interfirió en momentos clave de la historia de la humanidad. Actuando como agentes ocultos, evitaron que los tejemanejes de los chupasangres, la brutalidad de los Garou y otras actividades repulsivas por parte de seres sobrenaturales afectasen el correcto desarrollo que los Caelesti habían marcado para aquel planeta llamado Gaia.

La fuerza vital bullía con energía desde el núcleo, hasta que una desgracia se formó en el firmamento: Anthelios, la Estrella Negra, estaba atravesando la galaxia para devorar por completo a Gaia. Este ser, una criatura incognoscible y alienígena, destruía y consumía las obras de los Caelesti, y con ello las realidades tangenciales que se formaban a partir de estos proyectos planetarios.

Birdman era consciente de que no podía evitar que Anthelios destruyera su planeta natal. Con sus aliados, intentó alterar la línea temporal, e incluso reclutar a otros seres sobrenaturales por su ayuda. Sin embargo, todo acababa en fracaso; ni siquiera la capacidad de existir fuera de la realidad del Sheol pudo ayudarle, hasta que algo sucedió.

La Estigma Invitia, tras haber experimentado la muerte del planeta repetidas veces, se hizo con un Tapete Astral, guardado por el clan del Peñasco Blanco con ahínco, para poder viajar entre realidades. Debido a su poco conocimiento de la navegación multiversal, terminó llegando por casualidad al Sheol, y allí conoció al Carnaval de Almas.

— Así que vosotros sois los restos de energía Caelesti que sentía todo el tiempo. — afirmó Invitia, aún rebosando la energía de sus hermanas consumidas. — ¡Os devoraré y arreglaré todo esto!

Gracias a su inmenso poder espiritual, Invitia paralizó a Birdman con su propia fuerza de voluntad. Aquel tipo de melena negra y mirada perdida no pudo resistirse. 

— No puedo absorberte. ¿Por qué?  — preguntó Invitia, con una cara de frustración impresionante. 

— No lo entiendes, Estigma. Somos criaturas espirituales, procedentes de la mera voluntad de Gaia. No puedes arrancar nuestra existencia, pues está vinculada al planeta. — respondió con la voz quebrada Birdman. Sus otros dos compañeros observaban la escena en silencio.

— Claro que lo entiendo, idiota. He destruído a mis hermanas, he destruído a todos esos Garou que me han provocado tanto dolor… ¡maldita sea! — elevó a Birdman en el aire. Entonces entendió que elle tenía que ser uno con él. — No te voy a absorber. Seremos uno, Birdman. Salvaremos Gaia, claro que sí.

Lo último que pudo ver Birdman es como el cuerpo de la Estigma se abría como si fuese un libro. Los tejidos dérmicos se deformaban y penetraban en su cuerpo físico con facilidad, hasta que dejó de ser él. Invitia se había unido a uno de los miembros del Carnaval de Almas.

— Ahora, vamos a utilizar este trasto para viajar por la línea temporal. — señaló el Tapete Astral. — Tú, pelirroja, es hora de que uses la magia estática que has estado acumulando todo este tiempo para que puedas crear un portal espaciotemporal. 

— ¿Cómo…? ¿Cómo sabes eso? — pregunto Euforia, muy apesadumbrada. — ¡Ese tipo de hechicería es muy peligrosa!

— ¡Cállate! Soy el resultado de milenios de experimentación con el conocimiento de los Caelesti. Ese idiota de Apae se creía muy listo, pero no hay nada que pueda unir el cielo con la tierra. — Invitia respiró. Pensó qué era lo que quería. — ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué existe esta microrrealidad? 

— El Sheol existe como un refugio fuera del espacio y el tiempo. — dijo Bernabé, sin inmutarse. Caminó con tranquilidad hacia Birdman. O Invitia. De una forma u otra, ya no había diferencia. — ¿Para qué quieres restaurar la línea de Gaia? ¿Para vengarte de tu Creador?

La Estigma se retorció durante unos instantes. A lo largo de milenios, sus hermanas habían llevado a cabo planes atroces, descabellados y absolutamente destructivos con el único objetivo de arrancar a su Creador de la prisión metafórica en el núcleo del planeta. Incluso su carcelero, el repulsivo Angelus, se aburrió de vigilarlo. Angelus, que había sido parte Caelesti, había sido destruído por mortales. Ni su existencia ni la del Creador tuvieron sentido, pues cuando Anthelios arrasó Gaia, no quedó ni polvo estelar.

— Quiero evitar que el planeta sea destruído para matar a mi padre. — pronunció Invitia con una sonrisa desencajada. — ¡Mis hermanas estaban equivocadas! ¡Tuvieron que vivir su inmortalidad disfrutando de este increíble mundo! ¡Se lo demostraré!

Euforia ya estaba preparando los sortilegios para transformar la magia del Tapete Astral en un portal espaciotemporal utilizable. Ya lo había practicado varias veces y, en secreto, añoraba recuperar a sus padres y a Víctor.

— Somos el Carnaval de Almas. Debemos proteger al planeta. — espetó Invitia, ya transformade por completo en Birdman. — Llevaremos un equipo de élite, elegidos entre los guerreros más capaces de Gaia, al pasado. Y evitaremos que Apae cree la Primera Estigma, Frustrata.

Los otros dos miembros miraron con sorpresa a Birdman. No entendían muy bien lo que quería decir.

— Anthelios fue llamado por Frustrata. Sin embargo, su sortilegio tardó milenios en hacerse realidad. — señaló el Portal Astral que había fabricado Euforia. — Reclutaré a una manada de cambiantes, y les obligaré a usar sus habilidades para alterar la línea temporal. ¡Entérate, padre! ¡Tu enloquecido plan será truncado por la eternidad!

En lo más profundo del espaciotiempo, oculto entre pliegues de diversas realidades, se ocultaba la microrrealidad del Sheol, lugar a salvo de la destrucción de Gaia, y base de operaciones para el grupo que intentaría salvar de nuevo nuestra realidad…


Imagen: Generada por inteligencia artificial

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.