En las heladas costas de Copenhague existía un Túmulo de Colmillos Plateados que había permanecido adormecido debido a la extinción de sus protectores a principios de siglo. En la década de los cincuenta, una pequeña manada de Garous rusos se trasladó a la zona, reviviendo el Túmulo y protegiendo la ciudad de nuevo. Como base, compraron un castillo que se encontraba dentro de la ciudad, reformándolo y adaptándolo para la vida.
Durante unos años, la convivencia entre las criaturas sobrenaturales del lugar fue pacífica, hasta que esta paz atrajo a agentes de la Espiral Negra y asesinaron en gran parte a los Colmillos Plateados. Semejante golpe diezmó la presencia Garou, hasta que un poderoso Colmillo Plateado llamado Wilfred Jarnev levantó a sus hermanos lupinos en una eficiente operación de conquista contra los Danzantes de la Espiral Negra.
Wilfred era un líder que impresionaba. De raíces nórdicas y fiera melena rubia, su auspicio de Theurge no echó para atrás sus dotes de liderazgo y motivación; había logrado levantar un decadente clan en menos de un año, solamente con el apoyo de dos manadas: el Filo Glaciar, cuyo líder era Viento Gélido, prometedor Cliath, y la manada del Azote de las Profundidades, liderada por el siempre sabio Salta sobre el Abismo. Los invasores del Wyrm fueron aniquilados completamente; los pocos supervivientes que quedaron huyeron como los cobardes que siempre fueron, dejando las hermosas tierras de Dinamarca limpias de cualquier tipo de corrupción.
Johann Von der Hagen, Fostern Ahroun de los Colmillos Plateados, se sentía feliz, pues había logrado mantener el orgullo de su sangre. Descendía de una estirpe de poderosos enemigos del Wyrm y estuvo toda su vida cuestionándose si era en realidad merecedor de tal importante título. Cuando tuvo la oportunidad de luchar junto a Salta sobre el Abismo, un Theurge Caminante Silencioso, la sangre heroica de Johann empezó a impacientarse. Demostró ser el legendario heredero combatiendo con fiereza y determinación la oleada de ataques de la Espiral Negra, casi sin ser herido.
Su líder, Wilfred, celebró su ceremonia de ascenso a rango Adren, después de derrotar a una perdición increíblemente fuerte. El clan de la Corona Congelada había conseguido el resplandor de la más absoluta Gloria. Varias manadas iban adhiriéndose, buscando fama y reconocimiento. La población Garou aumentó considerablemente; y también la de Metis. Estos eran asignados al cuidado y adiestramiento de Carla Katharina, una Philodox cariñosa y afable que mostraba mucha preocupación por los recién nacidos. Les enseñaba lo necesario para que se desenvolviesen en la sociedad Garou, el conocimiento de espíritus y varios rituales propios de los Colmillos Plateados. Pero esto no agradaba para nada a Johann, que tenía discusiones muy a menudo con ella por la educación amable que tenía con los Metis. Wilfred solucionó esto obligando a Carla a comportarse de manera violenta con los mulos, haciéndoles comprender que su existencia era un pecado para Gaia.
Carla, sintiéndose bastante humillada al verse obligada a cambiar su actitud, comenzó a cosechar un odio inconmensurable a Johann. Cada vez que golpeaba a uno de esos jóvenes Metis o amputaba parte de sus cuerpos, se imaginaba que el afectado era él, el culpable de su degradación. Un día, mientras estaba recorriendo las afueras del Boun buscando algún enemigo con el que saciar su furia asesina, se encontró con un hombre encapuchado. Él le miró a los ojos y le provocó diversas alucinaciones, en las que veía a Johann y a Wilfred en una charla en una sala oculta del castillo, que servía de centro de reuniones para el clan; aquellos dos ocultaban algo. Tras dejar a la joven Philodox en estado catatónico, el hombre se marchó. Varias horas después, Carla despertó, sin recordar demasiado de lo que había pasado… sólo el detalle de que Johann y Wilfred compartían un secreto misterioso.
Pero Johann se lamentaría de la decisión que había tomado. En la celebración de su ascenso a Athro, Johann mantuvo relaciones sexuales con dos jóvenes Cliath. Como consecuencia de esto, ellas dos quedaron embarazadas. Avergonzado, intentó acabar con la vida de aquellas dos Garou, pero no pudo hacerlo. Hizo que desapareciesen el tiempo que duró el embarazo, encargándose de los gastos. Para atender el parto suplicó a Carla ayuda, así que ésta se aprovechó de la ocasión, echándole en cara que el trato que iban a recibir sus hijos sería el mismo que él había deseado para los demás Metis. Todo esto causó un gran revuelo en el clan, Johann perdió la posición que tenía y Carla obtuvo ventaja del tema, obteniendo lo que él había perdido.
Nacieron dos chiquillas, Eloise y Julieta. Lamentablemente, la madre de Julieta murió en el parto y la otra chica, llamada Marina, salió muy mal parada, recuperándose a los dos años. Durante ese tiempo, Johann visitaba mucho a sus dos hijas. Les contaba qué tal le iba en las misiones y siempre les llevaba regalos. Carla ridiculizaba bastante al pobre Ahroun por sus acciones cariñosas hacia sus cachorros incestuosos. Esto provocó más de una disputa grave entre Johann y la Philodox. Marina se mantenía al margen de las discusiones entre los dos Athro, e intentaba criar como buenamente podía a su retoño y a la hija de su amiga.
Los años pasaron, y las Metis desarrollaron habilidades excepcionales en el terreno de la lucha, gracias al entrenamiento que les ofrecía su padre. Eloise era una excelente arquera y Julieta sobresalía utilizando diversas armas cuerpo a cuerpo, sobresaliendo el combate con cadena. Marina estaba en contra de que las chiquillas optasen por volverse Ahroun, como su orgulloso padre, pero Johann comenzó a hablar con el Theurge de su manada, Salta sobre el Abismo, para que preparase los ritos de iniciación.
Durante unos meses, se empezaron a registrar ataques de cachorros Danzantes recién convertidos al Boun del Clan, siendo fácilmente suprimidos. Wilfred ordenó a dos manadas de Ragabash a investigar las proximidades de la zona, para comprobar si la Colmena de Danzantes de la Espiral Negra que existía anteriormente estaba renaciendo. Cuatro días después, regresó un superviviente, muy mal herido, que pudo comunicar a su clan que les habían tendido una emboscada y que todos habían muerto. Johann se ofreció para liderar un grupo de orgullosos Colmillos Plateados y acabar con la escoria inmunda del Wyrm, pero su petición fue denegada. El líder del clan envió a Carla y a su manada para terminar con los Danzantes y sus Fomori. Con una sonrisa de oreja a oreja y contenta con haber obtenido esa misión, la Philodox puso en marcha a sus compañeros, sin antes lanzar una mirada de satisfacción a Johann, que estaba alicaído y humillado.
Carla localizó la pequeña Colmena que los seguidores de la Espiral Negra habían construido, pero los datos que dio el Ragabash no fueron lo suficientemente exactos. Por esto, la manada de Carla Katharina corrió la misma suerte que las dos anteriores. Ellos capturaron a la Phildox e intentaron sonsacarle información sobre un poderoso fetiche que estaba bajo la custodia de la Corona Congelada, pero ella desconocía lo que le estaban pidiendo. A cambio de su vida, se ofreció a darles a alguien que posiblemente sí sabría, recordando el encuentro que tuvo con aquel hombre encapuchado y el secreto que el líder de clan y Johann compartían, así que se encargó de que encontrasen a la familia de Johann y la secuestrasen, para pedirle a él la información que Carla desconocía; sin embargo, el líder le obligó a abrazar las enseñanzas del Wyrm. Johann, que sentía un gran apego por su familia y que lamentablemente era consciente de la existencia de aquel fetiche, no tuvo otra opción que darles a los Danzantes de la Espiral Negra lo que querían. El líder de aquellos Danzantes se presentó en el centro del Boun, con su manada de violentos Crinos sedientos de sangre. Antes de realizar ningún movimiento, le dijo a Wilhelm, por petición de Carla Katharina, quién les había traicionado: Johann Von der Hagen.
La batalla fue cruenta y varios Garou cayeron en combate, pero la amenaza fue disuelta. Wilfred, encolerizado, casi acaba con la vida de Johann, ya que era el único, aparte de él, que conocía aquel fetiche. Carla volvió al clan, herida y apestando a Wyrm, pidiendo por favor que la purificasen; pero esto solo era una treta, ya que la marca del Comealmas quedó grabada en su mente. Johann fue exiliado del clan y sus hijas marcadas con el estigma de la traición. Su destino sería el de meras limpiadoras, siendo despreciados su linaje y sus habilidades. Johann juró venganza a Carla Katharina, mientras ésta lograba ascender al rango de Anciana, haciéndose cargo del clan junto con Wilfred.
Imagen: New Moon por wolf-minori.