Leyenda
Las creencias populares afirman que la mayoría de seres que surgieron en la antigüedad fueron calamidades que luchaban entre sí por el dominio de territorios y las criaturas inferiores que los ocupasen. Entre los pueblos térridos, como los enanos de la roca o los gnomos florales, se respeta el nacimiento de la roca que los dio forma, esculpida directamente por un héroe mítico con sus manos. Mulinith, el Padre de la Forja, fue un poderoso espíritu que emergió de la tierra para proteger las llanuras pétreas de las amenazas ominosas de la época, pero con el paso de las eras su poder fue disminuyendo hasta que decidió internarse para descansar en las profundidades de los túneles terrestres.
Mulinith encontró una plaga de abominaciones sombrías vagando por las entrañas de la tierra; estos seres eran la prole nefasta de algún antiguo monstruo, que los dejó olvidados a su merced, sin alimento ni destino. Determinado por continuar protegiendo la tierra y la roca, la Fuerza de la Teluria consumió tal oscuridad con su último aliento y le dio una nueva forma, creando los ancestros de los enanos rocosos.
La obra de Mulinith dio lugar a una nueva era, y el don que el Padre de la Forja legó a sus hijos fue lo que permitió que la raza enana prosperase a lo largo de Ylat, como celadores de las cavernas, artistas de la roca y maestros armeros. En el caso de los gnomos, afirman que su progenitor fue el mismo Señor de las Cavernas, pero el extraño comportamiento de dicha especie y sus dificultades para mantener una disciplina que rivalice con los enanos lleva a dudar de tales afirmaciones.
El Padre de la Forja, la Fuerza de la Teluria, Señor de las Cavernas
- Ideograma: Diamante gris sobre hexágonos plateados
- Religión: Focalizada. Varios templos en territorios enanos y capillas en poblaciones pequeñas. Clero estructurado y religioso.
- Devotos: Enanos, herreros y campesinos.
- Moralidad: Legal. Respeto a las tradiciones y a la tierra.
Adoración
La cultura enana se basa en la perfección del individuo a través de su experiencia y sus actos, basándose en la leyenda de que todos, al inicio, son criaturas de oscuridad que requieren un sacrificio a través de la disciplina para formarse como miembros dignos de la sociedad. Los actos de Mulinith dieron lugar a nuevas formas de vida, conocidas como los térridos, que tomaron su acto de sacrificio como ejemplo y comenzaron el culto a la roca y al propio Señor de las Cavernas.
Con el tiempo, dichas creencias fueron adquiriendo más importancia en la sociedad, ubicando a Mulinith como un héroe, un ejemplo a seguir. Se le atribuyeron logros como la exquisita arquitectura enana, la perfección de las armas y otras proezas dignas de un artista tocado por los espíritus. Sus seguidores afirman que, sin el heroico acto del Padre de la Forja, la civilización usaría herramientas toscas de madera.
El clero de la fe de Mulinith se extiende allá donde haya enanos o gnomos, sus más fieles acólitos, y aunque no sea un Espíritu demasiado conocido entre la sociedad humana, se le permite estar junto a otros de mayor fama, como la Precursora o el Dragón de los Días. Mientras que en las ciudades-estado de los enanos la iglesia de la Fuerza de la Teluria está estructurada, con varios cargos importantes, y forma parte del gobierno, en poblaciones pequeñas suele haber uno o dos clérigos que se encargan de mantener la tradición oral de las enseñanzas del Padre de la Forja.
Ciertos versos que poseen una inusual vena poética afirman que, cuando el Señor de las Cavernas se imbuyó con la oscuridad nefasta de lo subterráneo, parte de su esencia viajó hacia los cielos, convirtiéndose en las estrellas que iluminan la noche en forma de pequeñas rebeldías que luchan contra las sombras.
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Mulinith es representado como un taciturno humanoide hecho de barro, roca y tierra, sin facciones que lo definan; puede ser tan alto como una montaña o tan pequeño como un guijarro, y varios artesanos le otorgan un mazo o una herramienta de oficio para representar su conexión con el trabajo del metal, la piedra y la madera.
Otros iconos lo presentan como una constelación de varias estrellas sobre un fondo negro, aunque con el paso de los años esta creencia ha caído en desuso.
Imagen: Ancient Defender por TyphonArt