Tras el largo combate, el grupo sufrió la pérdida de sus dos mirmidones, sus heridas eran más graves de lo que parecía y les obligó a descansar. Mientras tanto Maromi y Melisa que habian salido a tomar el aire pudieron reincorporarse a la aventura. La exploración de las ruinas no dejaba de sorprender a nuestros héroes, un cadáver utilizado para un ritual de magia negra, obviamente no perpetrado por kóbolds, flotaba en un pequeño estanque en su interior.
Cantos satánicos se escuchaban a través de la puerta principal y el olor a kóbold y cadáveres inundaba la estancia. En el proceso de exploración nuestros héroes rescataron a un soldado llamado Rinaut encerrado en el fondo de lo que parecía una habitación de kóbolds y encontraron unos misteriosos papeles que pedían a un grupo desconocido recuperar el Tomo de Vorrani, tras rescatarlo la tensión del momento se precipitó en lo que parecía el comienzo de un combate, pero acabó siendo no más que una acalorada discusión.
Durante esta, el gnomo Aslindo encontró un alijo de kóbolds, cubierto en porquería, que contenía un suculento botín.
Relatado por el bardo Jaafan
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