La brutal gnomorrea obligó al joven Aslindo a abandonar la búsqueda temporalmente, llevándose con él a la hermosa Margott. Por suerte para el guapo Jafaan, Drannor y Worven pudieron reincorporarse.
Tras una pequeña trifulca con el soldado al que salvaron, acabó con el susodicho muerto. El reguero de cadáveres no dejaba de crecer, todos ellos con lo que parecían ser las mismas marcas en el cuerpo. Al final del pasillo norte el grupo encontró lo que parecía ser un almacén. Aunque no muchos, tuvieron que acabar con los guardias en un portentosa batalla, tras las que descubrieron lo que parecía ser un cadáver de un soldado malashtino, al parecer objetivo del grupo de soldados que guardaban la torre.
El botín no fue poco, pero las heridas causadas por las alimañas y las trampas invitó a un receso, y nuestros héroes abandonaron la mazmorra en busca de un merecido descanso. Tras una larga discusión con los soldados se llegó al acuerdo de que todo quedaría en nada si se conseguía devolver el cadáver de su compañero, por lo que aún cansados y agitados nuestros héroes se adentraron de nuevo en las profundidades de la mazmorra, para encontrarse solo con lo que parecía ser más muerte y destrucción.
Jaafan, bardo semitrol
Imagen: Pixabay