El nombre de mi hermana es muy melódico, me gusta como suena. Talim es la princesa morena de la aldea y sabe que lo es. Es caprichosa, presumida e imprudente, y no se lo piensa dos veces antes de incordiar a uno de nuestros vigías o colarse en las chozas de los comerciantes. Le encanta juguetear y no se toma la vida en serio; eso a veces le mete en problemas de los que no sabe salir. Pero tiene un montón de súbditos dispuestos a sacarle las nueces del fuego y eso le gusta.
Se lleva muy mal con nuestro nuevo compañero, Sheol. Le gruñe demasiado. A él no le importa, pero ella se enfada mucho cuando no se marcha. A veces intento hablar con ella para que entre en razón, pero a Talim le fascina ignorarme. Cuando me enfurruño porque me crispa, viene a mi lado a tranquilizarme. Y durante unos momentos, se queda quieta.
Padre se esfuerza en enseñarme las tareas y obligaciones para con la aldea, pero deja que ella campe a sus anchas y se comporte de manera inmadura. Inmadura es una palabra complicada de pronunciar en nuestro dialecto, el purrense. ¡Menos mal que el viejo Kenpo me ha enseñado a escribir en las letras comunes! Sé que Padre está preocupado porque fue muy severo con Talim cuando ella era pequeña. Ahora que ha crecido, no frunce el ceño hasta que se mete en un buen lío, como aquella vez que se dio un festín de hierba fugaz sin conocer sus efectos. ¡La pobre estuvo con dolor de tripa varios días!
Uno de los pasatiempos de Talim me quita el sueño; bueno, quizás un par de momentos de sueño. Dormir es algo muy bueno y saludable. Ella ha descubierto un pasaje secreto que conecta con las profundidades del bosque. Que un gatónido se aleje tanto de la aldea sin una misión asignada por Padre es algo que está prohibido, pero a ella le da igual porque las amplias ruinas que se extienden al final del pasaje son muy entretenidas para jugar.
Sí, yo también he ido con ella hasta allí, pero a la hora de regresar tuve problemas al deslizarme entre los matojos y las zarzas. Tuve que rascarme tanto después de salir de ahí.
En sus escapadas al claro de las ruinas, Talim conoció a otros habitantes del bosque. “Sus amigos” los llama. Al verla tan ilusionada y feliz, he tenido que guardarme lo que opino sobre esas criaturas. Su descripción encaja con los pieles verdes que nos incordian de vez en cuando. Son feos, sucios e irrespetuosos y cuando nos cazan, usan nuestros pelajes para vestirse. Les odio mucho. Talim dice que estos son diferentes, de confianza, y quiere presentárnoslos. Incluso ha puesto a Sheol de su parte. ¿Es que este bobo no se da cuenta de que es una estratagema de mi hermana para conseguir lo que quiere? Tengo que asegurarme que no corren peligro.
(Hay unas cuantas manchas de tinta encima de este texto).
¡Esos dos se han metido en el interior del pasaje sin esperarme! ¿Qué hago ahora? ¡Voy a pedirle consejo al viejo Cocky!
Imagen: Talim por Maurick Starkvind