Yo y el cyberpunkYo y el cyberpunk

Tras la resaca de rol de ayer tarde, recibo las felicitaciones de los jugadores vía WhatsApp: se divirtieron con los dados, se rieron con el efecto de sus disparatados planes (totalmente alejados de cualquier responsabilidad física y científica que pudiesen aplicar en la vida real), se sumergieron en la historia y se empaparon de un lugar que no existe en un mañana improbable… ¿o no tanto?

El apartamento de escasos metros y pocas puertas en el que vivo se llena con el olor de la cocina, abro una cerveza, observo los incomprensibles caracteres orientales del bote de noodles instantáneos que he comprado por 1€, y me vengo arriba con una lista de reproducción de YouTube de NewRetroWave. Mientras carga mi viejo portátil, me asomo a la ventana y en una acera veo adosados, en la otra bloques nuevos, y en la de más allá casas bajas de fachadas cuarteadas, un antiguo vecindario marginal reinventándose entre contrastes sociales de una clase que se cree media pero sigue siendo el proletariado de una nueva RRII: teleoperadores, chupadatos y siervos de multinacionales que se cruzan camino a la parada del bus con camellos de vecindario, okupas con trasnochadas pintas punk, y algún triste toxicómano camino al centro de ayuda al drogodependiente.

Y de repente pienso: el Cyberpunk ya está aquí, y me siento como el “prota” de una de esas películas de hace décadas que prometían un “futuro” que tendría que haberse cumplido ya a estas alturas, y me acuerdo de The Running man, Total Recall, Aula de 1999, Back To The Future II, Escape from NY y Escape from LA, y doy gracias de que mi profesor de latín no hubiese sido un androide despiadado en el 99, porque seguramente hoy no estaría escribiendo esto después de que viese aquél miembro viril pintado a boli bic sobre su bata blanca (eso por darme la espalda sentado en mi pupitre de primera fila mientras declinaba).

Y por eso, y por otras muchas cosas, pero entre ellas la iniciativa tomada por El Naufragio de ir regalándoos una serie de partidas de Cyberpunk2020 (de RLTastorian Games) de mi humilde invención, me pongo a escribir un articulo que no quiero centrar en los jugadores de rol. Esto es para todas y todos, sin targets. Hablo del Cyberpunk en líneas generales, por que, ¿qué es Cyberpunk? Estoy seguro que no os costará googlear al respecto, o seguro ya habéis leído artículos formales, serios y concienzudos al respecto, con los nombres de Sterling, Gibson o K. Dick a la cabeza, y no vengo a daros la misma turra otra vez. Tampoco vengo a sentar ninguna cátedra ni creerme el listo de la clase en ese Aula de 1999. No pretendo hacer unas reviews intensivas de mis últimas lecturas como Snowcrash, Carbono Modificado o Estados Unidos de Japón. Solo voy a exponer una serie de apuntes personales al respecto, a bucear un poco en qué entiendo como Cyberpunk cuando el futuro que sus creadores nos hacían soñar es ya el ahora, y quizás, animaros a opinar.

Empezaré precisamente por ese concepto, lo anacrónico del purismo del Cyberpunk . Supongamos, o me atrevo a decir, que es una vertiente de ciencia ficción que debería de haber caducado ya, pero que sin embargo, se renueva, para goce de los que disfrutamos con la ficción en general, y escarnio de papistas que se niegan a abandonar parcelas delimitadas por terceros, adalides de esto y de aquello, muy obedientes. Personalmente, sostengo que el Cyberpunk englobaría toda la ciencia ficción que podría ocurrir ya, mañana mismo. Día a día la sociedad entra en lo Cyber, sabemos clonar, estamos tratando de dominar cromosomas y ADN a nuestro antojo, ya tenemos dispositivos lúdicos de Realidad Virtual, suplantamos órganos con precarios implantes quirúrgicos cibernéticos, poco a poco las divisas virtuales y los métodos de pago intangibles están suplantando el uso de moneda y papel… Y entonces nos acordamos de El Cortador de Césped, Un Mundo Feliz, 1984, Brazil, y nada nos parece tan descabellado. Y ahora vamos a lanzar la moneda y ver si cae de cruz, en el lado del punk, lo contra social, ¿que puede ocurrir con todos esos avances? Nuevas formas de crimen organizado, el pirateo informático, la deep web como un perfecto escondite de lo ilícito más inhumano y terrorífico, un enorme salto desigualitario entre clases sociales, conflictos religiosos y morales… Y no, nada sigue sin ser tan descabellado ¿O a ti no te han “cardeado” aún en internet? Por que a mi ya van 3 veces, ¿Y qué responde la policía nacional cuando pongo la denuncia? “Esto es imposible de detener o detectar” Y en los 90 no te lo hubieses imaginado. Entonces…nuestra sociedad ya sufre el Punk del Cyber. Lo que me hace plantearme de nuevo ¿Somos ya Cyberpunk entonces?.

Como se suele decir, la realidad supera a la ficción, pero yo me reafirmo en que el Cyberpunk es Ciencia Ficción, inspirada en los avances del hoy, en los rumores de un futuro inmediato. Cyberpunk, se distancia así de otra etiqueta, subgénero o cómo quieran llamarlo la secta de clasificadores del ocio y arte, que es la Space Opera. La Space Opera suele suceder en épocas mucho más remotas que la que nos corresponda leer cuando disfrutamos de ella, puede que en un lejanísimo futuro feudal como Dune de Herbert, o hace mucho, mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana (porque quizás Star Wars ya ocurrió, en otro universo muy distante al nuestro en tiempo y espacio, los terrícolas no somos el ombligo del universo). Pero en las Space Operas siempre existe esa distancia cuántica abismal respecto al presente, lo que permite a sus creadores tomar una licencia peor vista en el Cyberpunk, la fantasía. Porque no paro de hacerme preguntas a medida que escribo esto, ¿qué es ciencia ficción? Yo diría que es fantasía que bebe de la ciencia para crear esa ficción, tal como su nombre indica (me acabo de dejar las meninges en ésta linea, qué bueno soy y que culito tengo), obvio. Pero a mi, Star wars no me da ningún apunte científico que me haga más verosímiles los sables luz, la fuerza o los simpáticos habitantes de la Luna de Endor. No veo la ciencia por ninguna parte, nadie me habla de neutrinos, positrones, la gravedad, ni la teoría de cuerdas para que yo me crea la velocidad hiperespacial que alcanza un pedazo de chatarra gigante como el Halcón Milenario, que está en un sistema solar distinto en lo que tarda en calentarse aquél bote de noodles con el que empezaba todo esto. Y cuando alguien le echa huevos y lo hace, como J.J. Benitez, tal abrumadora lección de ciencia y física entre renglones o a píe de página, me supera y empalaga. Que me justifiquen absolutamente todo, el funcionamiento de cada gadget, me hace perder interés en la obra y me dispersa del nudo argumental.

Así que yo prefiero dejar todo eso a gente que de verdad, supongo, es mucho más lista que yo, o como mínimo, más culta, ingenieros, matemáticos, astrofísicos, y demás expertos. A mí dame láser y llámame tonto, que solo quiero pasármelo bien. Y eso también ocurre con el Cyberpunk, protagonista de éste aburrido texto, no nos olvidemos.

No necesito una explicación sólida de por qué un coche podría volar, de cómo funcionaría un motor a helio 3, ni de como podrían construirse edificios con una impresora 3D, pero sin embargo, algo en nuestro interior nos hace pensar que va a ocurrir sin ninguna duda, y que igual hasta nuestros ojos lo verán, y una vez más la realidad se verá superada por la ficción, ¡y eso, para mi, es Cyberpunk una vez mas! Es un futuro creíble, aunque no tengamos ni idea de mecánica aeronáutica, programación, ni genética. Todos nos acostamos con la duda de si mañana alguien hará el primer trasplante de un órgano clonado, o de si los chinos pondrán un píe en la cara oculta de la Luna, son cosas que están al alcance del ser humano, y nuestra especie es capaz de lo mejor y de lo peor, volvemos al ying y el yang, lo cyber y lo punk. Cyberpunk está ahí, lo llevamos viendo incubando décadas, está en el subconsciente de todos, Blade Runner, Minority Report, Días Extraños, Johnny Mnemonic, Los sustitutos y un largo etcétera de films llevan años advirtiéndonos de ese futuro que tarde o temprano nos alcanzará y seguramente nos volverá a decepcionar como el de sus predecesores. Tenemos Cyberpunk en Akira, en la extensa obra del maestro Masamune Shirow, en Alita Battle Angel, en Chappie, en Robocop… Porque en el Cyberpunk la gente no viste túnicas de colores en pieles de animales extraterrestres, ni pamelas emplumadas con joyas y blasones, ni se desplazan levitando gracias a maravillosos ingenios antigravitacionales. Cyberpunk es Demolition Man, es Soldado Universal, es Terminator II, y nos identificamos con sus personajes porque llevan chupa de cuero, botas de motero, montan en monopatines ingrávidos, lo arreglan todo a mamporros, tienen los genitales como el caballo de Espartero, y no se quitan las gafas de sol ni para dormir.

Considero que Cyberpunk necesita esa decadencia entre sus condiciones mínimas. Hacemos hincapié hasta la saciedad en el Punk en lo Cyber, Es una fantasía macarra, antisocial, de forajidos e inadaptados, antihéroes, perseguidos por su pasado y sus deudas. Todos merecemos una oportunidad, nadie es perfecto, “la sociedad me hizo así”. Los personajes Cyberpunk son por ende unos bohemios, la versión futurista y endiosada de Kurt Kobain, Snowden, Assange, Sid Vicious o Charles Manson. Son renegados, proscritos, sin trabajo ni planes de futuro, el chaval por el que perderán el coco nuestras hijas en la edad del pavo. Los personajes Cyberpunk son una vacuna para una sociedad enferma, porque son un virus combatiendo otros virus. No hacen las cosas por el bien, el equilibrio de la galaxia, la patria ni ningún otro principio, no son paladines de su tiempo, son oportunistas, supervivientes que suelen verse inmersos en un jaleo que va creciendo como una bola de nieve a medida que transcurre la novela, película o videojuego. Todo esto, posibilita el hermanamiento de nuestro subgénero de ciencia ficción favorito con la novela o cine negro, cátedra tópica que sentó Philip K. Dick con ¿sueñan los androides bla bla bla?…o lo que fue lo mismo (bueno parecido), Blade Runner. Personajes noctámbulos, alcohólicos, con cargas morales pendientes dispuestos a no desaprovechar un fajo de billetes que sirva como excusa para redimirse. Imagínate a Humprey Bogart con un ojo luminoso conduciendo una berlina aeropropulsada y ya tienes Cyberpunk. Muy Asimov.

Para no hablar de lo mismo que ya he leído o escuchado al respecto de todo esto, y no quedar de abuelo cebolleta, rumiando lo mismo una y otra vez, se me ocurre plantear un nuevo frente. Si Cyberpunk es todo eso, y tenemos que concebirlo e imaginarlo a la vuelta de la esquina, pasado mañana, encuentro un eslabón perdido. Los más aficionados hemos visto florecer subgénero tras subgénero, como el greenpunk o el steampunk, aunque yo, en ocasiones, los veo bastante educolrados del Punk, pero a gustos los colores, no pienso desacreditarlos ni es mi intención. Sin embargo, ¿dónde metemos lo post apocalíptico? Cataclismos de todo tipo, catástrofes atómicas, meteoritos, el cambio climático… vivimos con ello sobre nuestras cabezas, y más con los telediarios de medio mundo hablándonos de Korea, Rusia, Trump, como si la guerra fría tuviese una actual secuela en la HBO, cuando yo creo que jamás acabó. El caso es que… En un planeta Tierra Cyberpunk, ¿sería todo gabardinas y brazos cromados? Obviamente no, porque en el 2016 no hemos conseguido aún que todo sea equilibrado. Así que dudo, que si imaginamos un planeta Cyberpunk, la tecnología y sus adelantos llegasen a toda la población. Si a eso le sumamos la apocalíptica posibilidad de que varias naciones se rieguen con armamento nuclear, ¿tenemos Mad Max o sigue siendo Cyberpunk? ¿Creamos una nuevo separador en la carpeta de ciencia ficción “inminente”? ¿Puedo inventarme la etiqueta Holopunk? ¿O Apocalyptpunk? Habrá quien guste de ello, libres somos, pero yo creo que son ideas que pueden convivir, y que la industria del videojuego nos ha dado los mejores ejemplos con Fallout o Wasteland. Incluso Furiosa tiene un brazo cibernético en Mad Max Fury Road, y no tiene pinta de que la población australiana postapocalipsis imaginada por Miller, sepan mucho ni de cirugía ni cibertecnología, aunque de tunning van mejor que Vince Diessel en fast n Furious. ¿Entonces? No seré yo quien con esta bocaza intente clasificar nada, pero para resultar convincente os invito a imaginar ciertas zonas de Africa, Asia o America del Sur en un futuro próximo, en la distópica situación de una nueva postguerra mundial, o unos EEUU balcanizados, cómo se lo montarían los rednecks en Arizona o Nuevo Méjico. A mi se me dispara la narrativa y me imagino a un montón de tíos en moto por la 66 con las pintas de El Puño de la Estrella del Norte, o el Johanesburgo de Chappie con tipos como los Die Antword asaltando bancos.

Os animo a todos y todas, neófitos, aficionados y expertos, a disfrutar de éste subgénero en todos sus formatos, porque además, ahora está de moda una vez más como en los 80, porque nos alimenta una sociedad similar. Nos alimenta una crisis no sólo económica si no moral, ética y de valores a nivel mundial, donde el rico es más rico y el pobre más pobre, en la que quieren hacernos creer que la clase media sigue siendo media cuando ya es baja. Una época en la que nos están acostumbrando a no tener bienes materiales, en la que como reza el credo del juego de rol Cyberpunk2020, “todo es desechable”. Nos están acostumbrando a comer hamburguesas por 1 €, porque está claro que nuestros salarios solo van a bajar; nos hacen vivir en mega urbes dentro de pequeños apartamentos porque no quieren que nuestra prole ocupe sitio en su mañana; prefieren que nuestro capital sean sólo cifras en un ordenador de un banco porque si algún día se ven obligados a borrarlo, no tendremos nada material que canjear por comida ni ropa; la conspiración del futuro cercano está aquí. Tenemos Anonymous, tenemos países desfragmentados, ataques online globales, piratas somalíes en aguas internacionales, una guerra fría que nunca terminó, tenemos… Tenemos un perfecto escenario Cyberpunk!! Solo hay que meterle mucho cromo y rock n roll. Y la industria del ocio se retroalimenta de nuestros “feelings” y encuentra la diana donde disparar para saciar nuestras demandas “intelectuales”, regresando al cine comercial con Blade Runner, El Neuromante, Ghost In the Shell, Akira y Alita, remakes de Total Recall y Robocop, Westworld, Incorporated, etc… Porque en todas nos dejan pequeños conflictos morales, filosóficos incluso, acerca del destino que la tecnología nos depara y de cómo nosotros mismos estamos dejando que los poderosos tejan su tela de araña mientras llegamos tarde a todas partes por culpa de las 5 redes sociales que tenemos que actualizar a cada momento. ¿Vas a ser uno más en la masa, o serás un Cowboy? Ya seguiremos divagando otro día, de todos los flecos que dejo colgando en esta introducción amateur. A pasarlo bien.


Imagen: Microchip mind control por Lun-acy

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