Leyenda
El refrán “Aquel que camine bajo los rayos será juzgado por la tormenta” ya era conocido mucho antes de que los ogros nómadas viajasen hacia el norte y degenerasen en humanos.
Los chamanes de las tribus lo atribuían a una advertencia sobre la naturaleza de los enfrentamientos y el honor con el que se combatía; los que asumían una actitud cobarde en batalla serían perseguidos y aniquilados por la furia irrefrenable de las tormentas eléctricas, sucesos climatológicos que asolaban las regiones en eras antiguas.
Estas creencias dieron lugar al mito de Bazjurm, representación metafísica de los truenos y la guerra, que se trasladó de generación en generación por los jefes tribales con el fin de honrar –y justificar- las guerras provocadas por la rápida expansión de la raza humana.
El que cabalga las Llanuras del Trueno, Belicista de Todos los Cielos, el Golpe Atronador
- Ideograma: Cráneo cornudo con un rayo atravesándolo sobre fondo negro.
- Religión: Tribal
- Devotos: Bárbaros, ogros, salvajes y personas rurales
- Moralidad: La batalla lo es todo. Una muerte honorable es mejor que una vida miserable.
Adoración
El mito de Bajzurm relata cómo los constantes enfrentamientos entre las tribus dieron forma a una terrible tormenta eléctrica que asoló durante días la región por la que combatían. Cuando se calmó, apareció en el centro del conflicto un monstruoso animal de piel dura y escamosa, que portaba un majestuoso cuerno de acero opaco. Este ser profirió un rugido que hizo temblar las montañas e impuso sus creencias sobre aquellos que presenciaron su manifestación.
Desde entonces, se transmite de padres a hijos las proclamas del Golpe Atronador.
- Si alguien tiene algo que tú quieres, arrebátaselo en combate
- Nunca ataques por la espalda
- Anuncia a tu enemigo tu llegada
- Si eres derrotado, acepta tu muerte
Se cree que este espíritu surgió como una representación memética de los deseos de los salvajes combatientes. Si bien la intervención de Bajzurm puso fin a las interminables luchas de poder de los caciques bárbaros, sus escuetas enseñanzas fueron interpretadas con bastante libertad por ellos, y no es extraño que aún continúen traicionándose y llevando a cabo actos que avergonzarían al Que cabalga las Llanuras del Trueno.
Cada tribu que profese su adoración a Bajzurm suele dedicar un elaborado altar hecho de madera, huesos de caza y pinturas rupestres elaboradas con sangre animal. Entre las comunidad civilizadas se conoce muy poco la leyenda del Belicista de Todos los Cielos, aunque es posible que se pueda encontrar algún ídolo suyo entre las pertenencias de un viajero.
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Los cánticos de guerra narran como la bestia preternatural conocida como Bajzurm apareció en el centro de una espeluznante tormenta. Las constantes refriegas rebosantes de actos cobardes y mezquinos otorgaron existencia al espíritu, que adoptó la forma de una enorme bestia cuadrúpeda, carente de pelaje, de piel grisácea dura como la roca y con un enorme cuerno capaz de atraer los rayos y liberarlos sobre sus enemigos. Su rostro se asemejaba al de un equino, pero con la fiereza de un depredador.
Este portento sobrecogedor infundió el respeto a las batallas y a los combates honorables, y su forma fue honrada en efigies de hueso y madera. Estos tallados fueron empleados por los líderes de las tribus para describir a sus descendientes el aspecto que mostraba Bajzurm, el que cabalga las Llanuras del Trueno.
Imagen: The Big Five de CarbonMade, por Robert Chew.