Desde que Aproventel decidiese dar carpetazo a su proyecto, el humano artificial conocido como Vicente Curbelo había permanecido en una cápsula de criogenización, esperando a ser destruído para siempre. Pero su perseverancia fue recompensada cuando una corriente eléctrica inundó el tanque hermético donde se encontraba. Una chispa de energía que le devolvió a este mundo, aunque lo que encontró cuando emergió de su prisión fue poco más que desolador.
La compañía que le había creado se había ido a la ruina por los actos de unos adolescentes miserables. A él ya no le importaba Aproventel, sólo quería venganza por la muerte de su padre. Ahí comenzaron las dudas y las alucinaciones: si bien recordaba a un padre cariñoso, que quería enseñarle el oficio de la panadería y dejarle en herencia el negocio… ¿Cómo es que ese sentimiento existía?
Vicente fue creado en los laboratorios de Sabadell, como parte de un proyecto de ingeniería genética experimental, y su corta esperanza de vida iba a permitir alcanzar unos avances impensables para el ser humano. Fue inoculado con el Turbotónico para establecer unos límites a los poderes de la Piedra Celestial, pero nunca estuvo en un horno de pan, ni le prometieron un negocio en herencia.
El joven, confuso y desnudo, emergió entre los cascotes del laboratorio hundido. La presencia masiva de Aumentados en las inmediaciones hizo que su piel se estremeciera. Estaba de nuevo en Alcantarilla, esa ciudad infecta que sus creadores usaron como cobaya para extender la presencia de superpoderes. Sin embargo sentía que era su hogar y que necesitaba volver a ver a sus amigos. Y vengarse de ellos por haber matado a su padre, Cristóbal. Pero él no se llamaba así.
Un operario de la obra trajo de vuelta a Vicente, que estaba cavilando en silencio entre las ruinas devastadas del laboratorio de Aproventel. Le preguntaba si se encontraba bien o algo similar, pero ya no importaba. Vicente lo electrocutó hasta la muerte con sus poderes de Aumentado y huyó del lugar. Ahora las máquinas le susurraban, la red era como un entramado de túneles y él tenía los mapas. Iba a internarse en los secretos de Internet e intentar averiguar quién era.
Pero él ya lo sabía: era Vicente Curbelo y Luís Felipe Rata, ambos a la vez y distintos. Entidad eléctrica, formada a través del poder de tecnopatía del auténtico Luis Felipe y ser humano sintético como Vicente. Siendo un único ser, huyeron de Alcantarilla para encontrar el sentido de su vida. Había una lucha de poder entre las dos personalidades que habitaban aquel cuerpo: mientras que la crueldad inherente de Vicente les permitía sobrevivir arrebatando lo que necesitaban, la bondad de Luis Felipe evitaba que los asaltos se convirtiesen en asesinatos.
Se asentaron en Murcia capital, donde se conectaron a internet desde un piso abandonado. Con los conocimientos informáticos de uno y la frialdad del otro, se hicieron un nombre en la red y amasaron información sobre todos los Aumentados mundiales. Teapot Dome o Alcantarilla eran puntos en una constelación de experimentos y desprecio por la condición humana. El individuo bautizado como R.A.T.A. llegó a la conclusión de que lo mejor para la especie era arrebatar los dones que poseían los Aumentados y repartirlos según su criterio. Las dos personalidades que conformaban a R.A.T.A. estaban de acuerdo. Su plan requería el uso de habilidades específicas, pero gracias a comunidades como Turbofans.pwr lograron encontrar lo que necesitaban.
La prepotencia humana no conocía límite, pues los usuarios de dichos foros no tardaron en proporcionar a R.A.T.A. una buena cantidad de Aumentados peligrosos que podrían ayudarle a lograr su particular iluminación. Con intención de liberar a las Ladronas del Asco de su encierro en El Bastión, el joven psicópata se enfrentó a uno de sus mayores retos, logrando liberarlas e invitarlas a viajar hasta Murcia.
A pesar de ello, necesitaba poderes muy concretos. Los había visto en persona: la inmortalidad y la capacidad de crear portales cuánticos, pero sus usuarios habían muerto o desaparecido. Tras filtrar a la red las fórmulas del Suero Crítico, logró engatusar a una empresa bioquímica azerí para que crease la nueva iteración de Turbotónico: el Turborizante. Este producto se consumía vía oral y activaba las encimas adecuadas tras unos días de terribles diarreas y fiebres. Con la bebida en el mercado internacional, los nuevos Aumentados comenzaron a extenderse de nuevo, esta vez con consumibles más accesibles. R.A.T.A. tuvo una crisis de identidad después de la histeria del Turborizante, pues sus convicciones chocaban con sus necesidades y estuvo al borde del suicidio. No obstante, logró recomponerse y seguir adelante.
El plan se siguió complicando, involucrando a un colectivo neofascista local y la que parecía ser la sustituta de Aproventel, Blue Dynamics. Luis Felipe no tardó en darse cuenta de que los planes de Vicente iban a acabar con sus viejos amigos e intentó comunicarse con ellos sutilmente, para avisarles del peligro que se cernía sobre sus vidas.
Y después de todos sus esfuerzos, de todas las vidas perdidas por sus tejemanejes y de su obsesión por encontrar a la persona adecuada, Vicente Curbelo siguió condenado a morir joven. Su vida tenía fecha de caducidad y por mucho plan que elaborara, al final de todo su organismo se iba a apagar como estaba programado para ello.
Imagen: Lugares perdidos en Pixabay