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La Estación Penitenciaria Lullaby flotaba en el vacío espacial, un monolito oscuro repleto de desesperación y violencia. En sus entrañas, tres facciones luchaban por controlar los recursos ilegales: la Tecnohermandad, maestros de la informática y los datos; los Blatty May Bite, expertos en infraestructura y herramientas; y la Usaguimafia, temidos por su tráfico de drogas y armas. A pesar de las diferencias entre estos grupos, había algo en común entre todos los reclusos: la necesidad desesperada de libertad.

Darak era un hombre joven, humano, nacido en una de las lunas periféricas del Sector Targajel. Había sido un prometedor piloto de cazas antes de ser traicionado por un compañero y encarcelado en Lullaby bajo cargos falsos de tráfico de drogas. Su vida había cambiado drásticamente, y ahora su única meta era sobrevivir y, con suerte, escapar de este infierno flotante.

Este miserable se había unido a un pequeño grupo de reclusos, todos con una única misión: encontrar una salida. Entre ellos estaba Nur’un, una antrófita con una mente tan afilada como sus colmillos; Steve Harris, un humano ingenioso y astuto, capaz de conseguir cualquier cosa dentro de la prisión; e Inaren, una piscem carismática y religiosa que había reunido a varios seguidores con sus enseñanzas de Sôkar. Además, estaba Norbert Nightmare, un humano corpulento conocido por su fuerza bruta y su habilidad para intimidar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

Darak llegó a la Estación Lullaby en horas nocturnas —tomando como referencia la hora de Perguilos I—, trasladado desde una prisión de menor seguridad tras un motín. El personal de seguridad lo recibió con brutales golpes y humillaciones, y no tardaron en empujarlo a su celda, donde apenas tuvo tiempo de acostarse antes de caer en un sueño agitado.

Las primeras semanas fueron un tormento. Razzmatazz, el matón blattorano, y Tripspark, el usaguin tuerto, le hicieron la vida imposible. Fue Steve Harris quien finalmente lo rescató de una paliza segura, ofreciéndole unirse a su red de contactos dentro de la prisión. Darak aceptó sin dudarlo; cualquier cosa era mejor que estar solo.

Steve Harris dirigía una red de contrabando y comunicación clandestina dentro de Lullaby. Con la ayuda de Chako Chadale, había montado una SensoRed alternativa, permitiendo a los reclusos intercambiar información y coordinarse para sus planes de fuga. Darak pronto se convirtió en uno de los mensajeros de confianza de Steve, utilizando su agilidad y conocimientos tácticos para moverse sin ser detectado.

Una noche, mientras transmitía un mensaje a Nur’un en la cocina, Darak se encontró con Jared, el pinche vegetariano. Jared, siempre nervioso y torpe, parecía más tenso de lo habitual. 

— Están planeando algo grande. — le susurró. — Algo que podría cambiar todo aquí. Estos modelos de impresión van a suponer un antes y un después en la comida. 

Darak no tenía ni idea de lo que estaba diciendo Jared, pero esta información permitió que Nur’un descubriese que las máquinas de impresión de comida en 3D contenían componentes inestables que podían ser manipulados para crear una explosión. Este conocimiento era crucial para el plan de fuga que estaban diseñando. La idea era provocar una deflagración en la cocina, creando una distracción lo suficientemente grande como para que varios de ellos pudieran escapar.

Inaren jugó un papel vital en esta conspiración. Su influencia sobre los otros prisioneros y su capacidad para mantener la calma bajo presión hicieron de ella una líder natural. Fue Inaren quien convenció a Jared de ayudarles, prometiéndole que sería parte del grupo que escaparía; aunque aterrorizado, aceptó.

El plan estaba casi listo cuando Steve recibió noticias preocupantes. Trover Rastomon, el catlodio que les había estado proporcionando componentes y uno de los cabecillas de la Tecnohermandad, había decidido no ayudarles más. Los Blattys le habían ofrecido una suma considerable para que no colaborara con Steve y su grupo. Furioso, el contrabandista envió a Darak y Nur’un a enfrentarse a ese traidor.

Lo encontraron en la celda 4T, compartiendo espacio con el blattorano Ycovulo, colega de entrenamiento de Nur’un. La confrontación fue rápida y violenta. La antrófita, con su fuerza descomunal y su hambre insaciable, rompió el brazo del miserable y le obligó a entregar los materiales acordados. Darak, aunque no disfrutaba de la violencia, sabía que era necesaria. Salieron de la celda con los componentes y una advertencia para el catlodio: no volver a traicionarlos.

Un giro inesperado ocurrió cuando Inaren recibió una visita de Shizune Mitsuki, alta directiva de la Corporación Rayem. Mitsuki había estado trabajando con el equipo de Steve desde hacía unos ciclos estelares, por lo que estaba interesada en tomar de nuevo sus servicios. El encargo era sencillo: sacar a un prisionero clave de Lullaby a cambio de ayuda para escapar. Ese individuo era Trover Rastomon, el imbécil que les había traicionado.

El equipo decidió aprovechar la oferta de Mitsuki. Trover estaba en la enfermería debido a las heridas infligidas por Nur’un, lo que les daba una ventaja. El desastre de la cocina serviría como distracción mientras sacaban al catlodio de la enfermería.

La tensión era palpable en el aire cuando llegó el día de la fuga. Darak, Nur’un, Inaren, Steve y Norbert estaban listos para actuar. Se había manipulado los túneles de refrigeración de las impresoras 3D para que estallaran a una hora en concreto. Mientras tanto, Steve extrajo sus chips de localización y los enterró bajo el colchón de la celda de la compañera de Inaren, para desviar la atención de los guardias. Sin embargo, recibió una visita incómoda: Tripspark, uno de los mandamases de la Usaguimafia.

— Querido, querido, querido. — pronunció aquel usaguín con desdén. — ¿Qué estás moviendo en las cocinas, Harris? Mis polluelos me pían cosas que no me gustan. 

— Eh, ¿perdona? — Steve se hacía el loco. — Estamos esperando un cargamento de alpiste, del que te gusta ti.

— No me vaciles, querido. — el usaguín acarició su pico y mostró sus dientes, afilados. — Si nos mientes, nos comeremos tus piernas.

El contrabandista abandonó la celda preocupado; si la Usaguimafia estaba al tanto de que algo iba a pasar en la oficina, el plan podía irse al garete.

Norbert, conocido como «el rompeparedes», utilizó su fuerza bruta para asegurarse de que los guardias estuvieran ocupados en otras partes de la estación. Su presencia intimidante y su capacidad para causar estragos eran cruciales para el éxito del plan. Cuando estallaron los conductos de impresión de la cocina, se provocó una ola de caos por toda la estación penitenciaria. 

Los guardias se apresuraron a controlar la situación, dejando la enfermería con mínima vigilancia. Darak, disfrazado como celador, se movió rápidamente hacia el punto de encuentro para rescatar a Trover, pero se encontró a Inaren luchando contra dos matones de la Usaguimafia, que habían recibido el chivatazo por parte de Jared. Con su habitual frialdad, la sacerdotisa de Sôkar se deshizo de ellos antes de que Darak pudiese intervenir.

Norbert llegó justo a tiempo para ayudar a sus dos colegas a llevar a Trover fuera de la enfermería. Subieron a través de los conductos de ventilación hasta llegar al punto de extracción. Los mercenarios contratados por Mitsuki estaban esperando con una nave de sigilo, con espacio suficiente para 5 personas más. Esto supuso un problema: el grupo había trabajado muy duro para lograr escapar de Lullaby, pero uno de ellos se tendría que quedar atrás.

Steve miró a los ojos a Darak, y con una tristeza genuina le dijo:

— Novato, me da que te tienes que quedar atrás. — Nur’un e Inaren fueron las primeras en subir. Chako tuvo algo más de dificultad. — Ya lo siento, es lo que hay.

— ¡Pero si os he ayudado en todo! ¡No podéis dejarme atrás! — se quejó Darak, con toda la razón del mundo. Sin embargo, Steve lanzó una mirada a Nightmare y el mostrenco desenfundó una pistola de plasma.

— Puedes elegir: quedarte en Lullaby o ser desuscrito de la vida orgánica. — indicó Steve a su antiguo compañero.

— ¡Os vais a enterar! ¡Yo también quiero…! — no pudo terminar la frase, pues el disparo a bocajarro de Nightmare le atravesó el pecho de lado a lado. 

— Joder, Nightmare. ¡Estaba hablando con el chaval! — se quejó Steve, mientras entraba en el compartimento de carga de la nave de extracción. Trover miraba con pánico a sus rescatadores.

— Que se joda, Harris. ¡Jódete tú también! — espetó Nightmare mientras se sentaba al lado de Trover y aplastaba, en cierta parte, su enjuto cuerpo con su enorme envergadura.

Con todo resuelto, y los sistemas de seguridad de la Lullaby a todo trapo por las repentinas revueltas, la nave de extracción de Rayem huyó del lugar en seguida. El cuerpo de Darak quedó tirado en el suelo de la enfermería, junto a los dos usaguines que fueron asesinados de forma inmisericorde por Inaren. La historia de su vida había llegado a su fin, siempre traicionado por las personas en las que confió. Sin embargo, en el último momento, uno de sus ojos parpadeó.

El grupo de Steve no tardó en ser trasladado a una nave mercante sin autorización de viaje en espacio imperial, momento en el que sus destinos y el de Trover desaparecieron. Eran conscientes de que Mitsuki no había rescatado a su viejo colega, probablemente le esperase un duro interrogatorio intracraneal y una perpetua tortura psicológica a su consciencia clonada. Pero eso ya no importaba, estaban de camino a la libertad y con una buena cantidad de Créditos.

Nightmare decidió abandonar a Steve, Inaren, Nur’un y Chako, y largarse por su cuenta hacia la Estación de servicio Banormar. Allí encontró un nuevo propósito al unirse al Séquito de Lady Utono.


Imagen: Elaborada con Inteligencia Artificial

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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