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Tras haberse colado por un angustioso corredor secreto, el hábil Canalla Aslindo Morrotinto llega a una extraña factoría de autómatas, levantada en las profundidades del Templo. Su curiosidad le lleva a activar una Trampa de Estallido y a despertar a una Estatua articulada que esperaba ser activada desde hacía eones. Sin embargo, logra escabullirse en un Taller cercano, que albergaba un montacargas oculto.

En el pasado, lo más probable es que dicho aparato fuese utilizado por los moradores del Templo para subir los nuevos autómatas al nivel superior, pero Aslindo lo utilizó para regresar al punto dónde estaban descansando sus compañeros. Cuando se reúne el grupo, deciden explorar a fondo el Taller y la Factoría, encontrando un misterioso cilindro verde y varias trampas similares desmontadas. Jaafan logra desenchufar a la Estatua articulada que activó el gnomo usando de forma muy ingeniosa su Mano de mago; Aslindo se queda con un cartucho de dinamita tras desmontar una de las trampas del suelo.

Con cuidado, logran explorar la zona sur del Templo, encontrando una armería (en la que Margott encuentra una Maza de Canal arcano) y una celda, llena de huesos de antiguos huéspedes. Al final del Templo, localizan la Cámara del Gólem, dónde un enorme constructo hecho de roca, metal y piedras preciosas guarda el acceso a un sanctasanctórum secreto. Con insistencia de sus compañeros, Margott instala el misterioso cilindro verde en el interior del gólem, activándolo y presentándose como el guardián del lugar. Tras un intenso combate en el que la criatura activa un campo de fuerza místico que traslada a los aventureros a una suerte de realidad paralela, los salvadores de Nasbel logran imponerse al ser, que cae derrotado y desconectado tras recibir mucho daño.

Tras el épico enfrentamiento, los aventureros aún tienen que explorar los rincones más siniestros del Templo de Y’Tum.

Grabación de la sesión en YouTube

Imagen: Stable Diffusion

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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