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El grupo continúa investigando el interior del Torreón de Vorrani, y se fascinan cada vez más con las extrañas instalaciones que el abyecto brujo había levantado para sus maldades. Maromi, conmocionada por el descubrimiento de que las artes prohibidas de Vorrani se han vuelto a usar, sale a tomar el aire un momento junto a su amiga Melisa Roinita. Se quedan en el interior de las ruinas Drannor, Jaafan y el orco Worver, a los que se une el gnomo ingeniero y comerciante Aslindo Morrotinto, recién recuperado de una repentina resaca devastadora.

Los cuatro valientes deciden continuar investigando el lugar, y no tardan en descubrir a un cobarde kóbold que es rápidamente capturado por el grupo. Este ser escamoso se presenta como Nijkh, hijo de Najkh, y es intimidado con brutalidad por Drannor. El elfo, entusiasmado por haber obtenido un esbirro, insta al grupo a continuar. Jaafan usa una de las palancas de la pared y abre una puerta que conecta la habitación dónde están con el pasillo de entrada, aunque la enorme losa de piedra que separa el interior de las ruinas del hall de entrada continúa cerrada.

Con el kóbold como guía inesperado, el grupo comienza a moverse, pero la temeridad de Aslindo le lleva a toparse con una Trampa de Foso, que le provoca grandes daños. Entre Jaafan y Worver tienen que sacarle del agujero, momentos antes de que una patrulla de kóbolds pase cerca del lugar. En ese momento es cuando Nijkh decide avisar a sus congéneres y se libera una larga y agotadora pelea entre los aventureros y los kóbolds que moran en las ruinas. Muchos de ellos mueren invocando la furia de Lenseng, incluso el chamán escamoso que estaba realizando algún abyecto ritual en una poza de agua clara.Nijkh cambia de opinión en mitad del enfrentamiento, y por algún extraño motivo decide aliarse con los aventureros. Tras el combate, Drannor, Aslindo y Worver están bastante heridos y cansados, pero se proclaman victoriosos ante los monstruos escamosos.


Imagen: Pixabay

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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