XalanthXalanth

Durante meses que parecieron siglos, el abominable Xalanth aterrorizó a los ciudadanos shadalenses y malasthinos por igual. Ninguno de los dos gobernantes quiso asumir su responsabilidad en el despertar del dragón, y tampoco llegaron a un acuerdo para colaborar en su destrucción. La Orden de Arcanistas, de Shadaleen, y la Orden Bendita de Xelastris, de Malasthar, enviaron a sus mejores hombres a la guarida del dragón en los bosques orientales, pero no presentaron ningún reto al monstruo. La Hermandad de Templarios movilizó a todas sus tropas tras escuchar del fracaso de sus aliados, y la totalidad del clero de Xelastris se dirigió al norte para acabar de una vez por todas con la amenaza del espeluznante dragón oscuro.

El enfrentamiento fue una desafortunada masacre. A pesar del entrenamiento militar de ambos bandos, jamás se habían enfrentado a una bestia tan despiadada y primordial como era un dragón, lo que causó una absoluta devastación de los contendientes. Pero su sacrificio no fue en vano, pues Xalanth resultó gravemente dañado en el altercado, y fue forzado a retirarse. A pesar de las pérdidas que sufrieron en la lucha contra aquel engendro maligno, los ejércitos humanos regresaron con más efectivos para plantarle cara. Al final, después de innumerables pérdidas, pudieron dar muerte al terrorífico Xalanth. Los restos de la criatura fueron repartidos entre los dos ejércitos gracias a que las poblaciones élficas de la zona, devastadas por las luchas entre humanos y dragón, decidieron actuar como intermediarios.

Pero los problemas causados por el legendario reptil no acabaron con su muerte: el Reino de Shadaleen asumía que uno de sus soldados había dado el último golpe al monstruo, mientras que el Imperio de Malasthar insistía en que el asesino del dragón fue Ingulph Ceolward, un estratega maravilloso que había dirigido a sus tropas con testón y soltura en la batalla definitiva. Esta disputa reavivó las llamas entre los dos países e iniciaron de nuevo sus campañas de conquista, pero esta vez cada bando reclutó a otros reinos, ya que habían perdido una buena cantidad de efectivos por los asaltos del dragón.

El Reino de Shadaleen pactó con el imperio enano de Faustheim y los reinos élficos de Erklan para llevar sus valiosas tropas a la guerra, mientras que el Imperio de Malasthar forjó una alianza con la desértica República de Nerettea, a cambio de entregarles los territorios orientales de Shadaleen una vez fuesen conquistados. La crueldad y futilidad de los enfrentamientos acabó con una buena cantidad de los participantes de ambos bandos, y tras casi un lustro de lucha encarnizada desde la Caída de Xalanth, el Imperio de Malasthar aceptó su derrota y se retiró hacia su territorio. Los neretteos estuvieron al borde de la extinción, y la retirada de sus aliados sólo hizo que se recluyesen en sus fortalezas desérticas. A pesar de haber ganado la guerra, la conclusión sólo trajo miseria y dolor a ambos bandos.


Imagen: Nyx the Black Dragon por DoomGuy26.

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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