La Orden de ArcanistasLa Orden de Arcanistas

Como resultado de los Pactos de Saewig, una cantidad considerable de arcanistas élficos empezaron a visitar las distintas ciudades del reino. Estos visitantes utilizaban sus dones para ganarse la vida, pero otros aprovechaban la tregua para chantajear a tenderos, evadir impuestos o cometer delitos impunemente. Estos crímenes se fueron volviendo cada vez más comunes hasta que los ciudadanos humanos amenazaron con dar muerte a cada elfo que viesen. Para paliar esta ola delictiva, uno de los magos más habilidosos de la época, el archimago Vagryen Shadelgast, primo tercero de Saewig el iluminado, propuso al rey Eleazer fundar un gremio especializado en las artes arcanas y hacer de cada individuo tocado por la magia una herramienta para la defensa del reino.

Así fue como se fundó la Orden de Arcanistas de Shadaleen, ubicada en el distrito más cercano al Alcázar de Shadel. Vagryen utilizó la vieja estructura de la Catedral de Ylathia para adaptarla a su escuela-cuartel, y diseñó una suerte de pruebas que todos sus estudiantes debían superar para poder considerarse arcanistas autorizados a practicar la magia. Por otro lado, su hermano Folmon fundó la Hermandad de Templarios, un grupo de caballeros de élite especializado en suprimir a aquellos que controlaban las corrientes mágicas y se negaban a formar parte de la Orden de Arcanistas.

Durante varios siglos, la Orden y la Hermandad trabajaron codo con codo para dar fin a los apóstatas bajo la protección de la Señora de lo Arcano, Nastala. Este espíritu deífico legaba sus poderes a los templarios, permitiéndoles absorber las energías místicas y así neutralizar cualquier conjuro que fuese lanzado contra ellos, mientras que los miembros de la Orden de Arcanistas arrancaban el poder inmaculado de las almas de los transgresores para alimentar a la deidad. Esta relación simbiótica se mantuvo hasta la Primera Guerra Esserina, que acabó con la disolución de la Hermandad de Templarios y la cuasi destrucción de la Orden.


Imagen: Tower Fortress Castle by christels from Pixabay

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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