Cíborg

Cuando la carne y la máquina se unen en sintonía, se da lugar a lo que se conoce como un «cíborg», un ser compuesto por materia artificial y un organismo vivo. Gracias al impacto de la tecnología y los avances médicos en forma de implantes cibernéticos, la línea entre los seres vivos y los androides se ha difuminado hasta un punto en que es necesario tratar de forma distinta a aquellos que sustituyen la mayor parte de su cuerpo orgánico por piezas de metal y chips electrónicos.

Los cíborgs son temidos y despreciados a partes iguales; en planetas industriales, en factorías orbitales o en asteroides mineros son muy valorados por su resistencia y empeño, pero en zonas más pacíficas y cosmopolitas son vistos como individuos peligrosos y problemas andantes.

Flashes de otra vida

  • Coste: 5 Puntos.
  • Antes de ser una amalgama de cromo y carne, fuiste un miembro de una de las muchas especies que pueblan el cosmos. Elige un Rasgo de especie que te represente físicamente, bajo autorización del Director de Juego.

Uno con la máquina

  • Coste: 5 Puntos.
  • Eres un híbrido entre metal, sangre y carne, pero debes suplir de alimento y descanso a los pocos órganos vivos que te quedan. Decide qué porcentaje de ti mismo es músculo y hueso, y qué implantes complementan tu organismo.
  • Tu cuerpo es prácticamente acero templado:
    • Tienes Blindaje 1 por defecto. 
    • Puedes equipar Armaduras para protegerte.
  • Cuando te instales un nuevo Implante o utilices las reglas de «Transhumanismo», la Esencia que pierdes siempre será 1, no más. Sin embargo, la cantidad máxima de Esencia que puedes tener es 4.
  • Comienzas con dos Rasgos de Autómata y dos Implantes, que debes elegir junto con el Director de Juego. Puedes adquirir Rasgos de Autómata pagando un precio exacerbado, definido por el Director de Juego.
  • Desarrollar nuevas Habilidades es más difícil para ti: te cuesta el doble aprenderlas.
  • Recibes 1 Punto de Experiencia menos por Sesión.

Imagen: Robot girl por molybdenumgp03

Por Maurick Starkvind

Aprendiz de escritor desde siempre, rolero empedernido desde los trece y nintendero desde los cinco. Empecé en esto de la creatividad porque no había dinero para los salones recreativos.

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